XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

VOCACIÓN

Padre Pedrojose Ynaraja

 

1.- La del título es una palabra muy poco usada hoy en día. Peor aún, pienso yo, muy poco meditada. Vocación se deriva del vocare latino, que significa llamada. Convocatoria no para librarse de un peligro, sino para cumplir una misión. Hoy, en diversas poblaciones, las autoridades colaborando con estamentos pedagógicos, organizan “ferias” que presentan las posibles carreras que se brindan a los alumnos de etapas superiores de la enseñanza media y las salidas profesionales que se les ofrecen a los que quieran cursarlas. Tengo la impresión de que tiene bastante éxito. Éxito de visitas, quiero decir, no estoy seguro de que sean totalmente válidas. Supe, en mis tiempos de bachiller, que algunos compañeros de mi curso, habían acudido a consultar a profesores que les merecían confianza, solicitando ayuda para escoger la carrera universitaria que creían que a ellos les convenía. Los profesores consultaban el libro escolar del pupilo, su libro de notas, y de acuerdo con ellas les comunicaban su opinión. Recuerdo ahora de dos casos por lo menos, que en el trascurso de algunos años de haber cursado lo sugerido, debieron cambiar de facultad. Y os advierto, mis queridos jóvenes lectores, que los tres de entre los diecinueve del curso que nos encaminamos hacia el seminario, los tres, al cabo de seis años, nos ordenamos sacerdotes y continuamos siéndolo hoy en día. En honor a la verdad debo decir que uno ha fallecido hace poco.

2.- La situación social, el lugar de residencia o los posibles sueldos que acabados los estudios puedan ganarse, ciertamente que condicionan la elección. Ahora bien, lo importante es que escuchemos la llamada del Señor y le seamos fieles. De los de entre el curso, a quien le gustaban más las chicas era a mí y fui el primero que escogí el sacerdocio. Hubo uno que dadas sus dotes para el dibujo y el diseño, entró en la escuela de arquitectura, pero al acabar el segundo curso la abandono y se unió a nosotros. ¿Qué tiene que ver lo que os vengo explicando con las lecturas de este domingo? Me parece que, observadas con detenimiento, la historia de Amos y la de los Apóstoles, son buen ejemplo de lo que os contado.

3.- El profeta Amós había escogido, vete a saber por qué, el oficio de pastor y a ratos perdidos, recogía sicomoros, tal vez antes los había pinchado, como es costumbre, los ponía al sol y finalmente, una vez secos, los prensaba y esta torta dulce la vendía en el mercado. Habréis escuchado que el lector en lengua castellana proclamaba higos, pero el texto original dice sicomoros, una fruta semejante, pero de inferior calidad y os lo advierto para que os enteréis y que su oficio y situación, no eran las más propicias para viajar al extranjero y denunciar públicamente la corrupción de quien en el Reino del Norte gobernaba. Había escogido una ocupación humilde, se le llamó a una misión arriesgada, que suponía “codearse con gente importante” sin estar preparado y no rehuyó la indicación de Dios.

4.- Hubo en tiempos de Jesús una buena gente que, siguiendo tradición familiar y las posibilidades que le ofrecía el lugar donde vivían, se habían hecho pescadores. El pescado daba para subsistir la familia y lo que sobraba, se podía vender en la cercana Mágdala donde lo procesaban y exportaban. Esta era la profesión de la mayoría de los Apóstoles. La que pensó para ellos el Maestro fue muy otra. Primero quiso que le acompañaran, y por lo que parece, les fue bien la experiencia y no le abandonaron. Le escucharon cuando predicaba al gentío y en las horas extra que a ellos les ofreció en la intimidad, pero llegó un día, tal vez demasiado temprano dirían algunos, que los envió para que por su cuenta se avanzaran y abrieran caminos a la predicación de la Buena Nueva. Se arriesgaron, lo digo porque de acuerdo con sus indicaciones, no se fueron prevenidos, más aun, ya les advirtió que probablemente encontrarían oposición a su doctrina y su recomendación no fue que conservasen ocultamente, por lo que les pudiera pasar, algún dinero, ropa o calzado de repuesto, no.

5.- A mí hace muchos años, me llamó el Señor a que colaborase con Él en la ayuda a la juventud. No tenía ni idea de lo que esto significaba. Gozaba por aquel entonces de mi primer amor y dejé sin darme prisa, pero también si poner impedimentos o frenar, que Él mismo trazara los caminos por los que debía dirigir mi vida. Tardó unos años en mostrarme el horizonte hacia el que debía dirigirme. Desde entonces todo ha sido aventura espiritual, sumergido en la cual he tratado de ser fiel y útil. Y he sido y soy feliz, aunque no siempre haya estado contento. de lo que ha hecho en mí el Señor, estoy muy satisfecho.

6.- Y vosotros, mis queridos jóvenes lectores ¿estáis dispuestos a escuchar la llamada del Maestro? Y no os creáis que decirle que sí, supone necesariamente, hacerse monja, cura o fraile, que muy fieles al Señor fueron Lázaro, María y Marta, José de Arimatea y Nicodemo, María la de Mágdala, Juana, María la de Santiago, Susana y otras muchas.

Cada uno de ellos o ellas, le fue fiel y útil, como yo quisiera que vosotros, chicos y chicas, desconocidos amigos míos, lo fuerais.

 

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