Maestro impensado

 

El aula sufre hoy una crisis total. La pedagogía se declara en quiebra. Los valores están cuestionados, los principios rechazados, las leyes obsoletas, los legisladores manipulados, el profesorado sin norte y un alumnado que desconcierta por su chispa adelantada, el uso indistinto de la tecnología y, todo por el factor desconcierto ante situaciones inéditas. Todo está cuestionado hoy. Y eso nos deja un sabor de incertidumbre agobiante.

Isaías lo dice a borbotones: “Todos somos discípulos”. Partir de este simple hecho de aprendizaje común donde los maestros quedaron relegados por no aceptar su condición permanente de alumnado, es ya una buena base de respuesta a las exigencias aplastantes. A un mundo tan convulsionado, pequeñas dosis de humildad, de aceptación de nuestra estupidez congénita y abultada, es otro paso en la solución tan requerida Hoy.

Elías es un profeta renombrado. Sin embargo, tuvo sus falencias, sus vacíos mentales. En algún momento olvidó la primera lección de todo ser humano: La vida. Se deseó la muerte, la pidió a Dios como solución. Había perdido otra lección fundamental: La esperanza. Y se echó a dormir como queriendo cerrar los ojos a la dura realidad. Tres lecciones que no aprobó Elías: La vida, la esperanza, la lucha o coraje. Todo parecido con la realidad de hoy nos deja interrogantes serios.

Jesús, para responder a las ‘murmuraciones’ de sus oyentes, les dice: “Y todos serán instruidos por Dios”. Su palabra, su mesa, su pedagogía nos abren caminos en la encrucijada actual. Necesitamos oír la voz de Dios en nuestras conciencias, en el corazón. Nos urge ser aleccionados por valores perennes y principios orientadores en nuestra andadura. Es urgente sentarnos a la mesa común y dejarnos llevar de la mirada que sabe leer más adentro, más lejos, más allá.

Cochabamba 12.08.18

jesús e. osorno g. mxy

jesus.osornog@gmail.com