XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

GENEROSIDAD Y HOMBRE CABAL

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Título doble, como doble es el contenido de las lecturas de este domingo. En primer lugar la carta de Santiago. En más de una ocasión he escuchado: soy creyente, pero no practicante. Esta afirmación casi siempre significa algo así como, cerebralmente acepto a Dios y hasta a Jesucristo, pero no voy a misa. Más de una vez me han dicho: tengo tres o más hijos, he dejado de trabajar para ocuparme enteramente de su educación, otra cosa será cuando se hagan mayores. Además debo cuidar a mi suegra y la responsabilidad de una ONG ocupa el poco tiempo libre que me queda.

 

2.- A los de la primera aseveración les diría, no me atrevo a hacerlo porque no me escucharían y se enfadaría, les diría: no eres practicante, no porque no vayas a misa, sino porque eres un egoísta, que no piensas más que en ti mismo y te desentiendes de las necesidades y penas de los demás. Tus convicciones teóricas y tus teorías tienen muy poco valor. Tener Fe no consiste en ser miembro de una academia de intelectuales religiosos. Estoy seguro de que se enojaría y me daría la espalda de inmediato y definitivamente.

 

A la de la segunda situación, les diría, les he dicho más de una vez: eres una cristiana practicante, pero no creyente. El caso semejaría a lo que me dijo un día un amigo, soy un ateo de cultura y práctica cristiana.

 

3.- Mis queridos jóvenes lectores, la generosidad son los tirantes que fijan la realidad cristiana que de otro modo se desmoronaría, algo así como las varillas de acero que mantienen fijo y seguro desde el interior de un pilar de portland, el peso del edificio. Es bueno conocer la doctrina que predicó el Maestro, per superior la imitación de su comportamiento. Como podéis suponer, me caen más simpáticos los ateos practicantes cristianos

 

4.- Durante el año litúrgico aparece más de una vez el episodio que describe el evangelio de hoy y llevo unos cuantos años redactándoos estos mensajes, por lo tanto estoy seguro de que me voy a repetir, pero no importa, además tal vez algunos de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, es la primera vez que me leéis. Así que redacto prescindiendo de este posible aspecto.

 

5.- Probablemente el desplazamiento del Señor con sus amigos a tierras del norte de Israel obedeció a querer gozar de unas cortas vacaciones con motivo de las fiestas, todavía hoy muy celebradas, llamadas de Sucot, son en recuerdo de la vida nómada del desierto y de otras memorias de su historia. Los judíos vivían en cabañas, fuera de las ciudades si les era posible. (Este año 2018, esta fiesta se extiende del 23 al 30 de septiembre y por todo el Israel judío esa semana se gozará de alegre fiesta vacaciones).

 

6.- Ya os lo he dicho y repetido que junto a la nueva ciudad levantada y nombrada en honor del emperador, de aquí el nombre de Cesarea, y llamada de Felipe para distinguirla de la importante ciudad el mismo nombre, situada junto al Mediterráneo, que comúnmente llamamos Cesarea Marítima, brotaba alegre y abundantemente, la principal fuente del Jordán, que hoy recibe el nombre de Banias, al pie del Hermón, macizo de nieves perpetuas hasta hace poco tiempo. He estado unas cuantas veces allí. Me gustaba mucho más al principio, cuando el lugar estaba desierto, no se movía ni un alma y solo se observaba algún que otro aburrido damán. Uno cerraba los ojos y le parecía oír, a cada uno dirigida personalmente por el Maestro, y tú ¿Quién dices que soy yo?

 

7.- En cualquier lugar que estéis, os lo pido, mis queridos jóvenes lectores, preguntaos con radical sinceridad ¿Quién es Jesús para mí? ¿qué representa en mi vida? ¿qué testimonio doy de ello? La gente ¿conoce mi respuesta como nosotros estamos enterados hoy de la que le dio el apóstol Pedro? Si vuestra afirmación es positiva y noble, no os vanagloriéis de ello. Recordad que el Señor les habló a los apóstoles y nos lo dice a nosotros, que era preciso que padeciera, fuera humillado y ejecutado. No lo olvidéis, ni queráis rehusar esta realidad. Él os daría, en ese caso, una respuesta semejante a la que le dio al Apóstol y que, aunque a nosotros nos suene indiferente, fue un duro insulto que a los demás les parecería una bofetada, una palabra malsonante.