DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO  CICLO B

 

AL FINAL NOS JUZGARÁN LOS NIÑOS

 

Llegar a ser adulto importante es natural a la condición humana; pero si le preguntáramos a Jesús, nuestro referente como creyentes como se puede llegar ser importante; nos encontraríamos de inmediato con una propuesta novedosa: “llamó a los doce y les dijo. Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y como explicación de la respuesta “tomó un niño, lo puso en medio de ellos lo abrazó y les dijo: El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe”. (El término griego “Paidós” también puede traducirse por “servidor”). El que acoge a un niño (signo del servicio). “Y el que me recibe a mí, recibe a quien me envió” Acoger a los niños es acoger a Jesús y al Padre que lo ha enviado”. Entonces ¿dónde está Jesús? Jesús está en los niños. Así se solucionó la discusión por el camino de Galilea a Cafarnaúm acerca de la importancia humana. Ya Jesús se lo había advertido a los discípulos en Pedro: “Vuestros caminos no son los de Dios sino de los hombres” (Mc 8,33)   

 

DIOS PRIVILEGIO A LOS NIÑOS.

 

El Dios de la biblia privilegia a los niños, por la ternura de su amor a Israel: “Cuando Israel era un niño yo lo amaba y de Egipto llamé a mi hijo” (Os11,1). Elige a los niños para grandes misiones como aparece en el libro de Samuel (1Sam-3). Dios cuidaba de Israel “como un niño en el regazo de su madre” (Sal 131,2). De hecho, Israel era un recién nacido pues acababa de salir del país de la muerte (Egipto) a los espacios de la vida, la tierra prometida “¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, para no tener compasión del niño de sus entrañas?; pues, aunque ella se olvidara, yo no me olvidaría de ti (Is 49,15). Dios elige a los pequeños, los menores: a Isaac y no a Ismael, a Jacob y no Esaú; José es el preferido de Jacob, Gedeón era el último de la familia más humilde de la tribu de Manasés; a David y no a sus hermanos mayores para hacer frente al gigante Goliat; a Salomón el hijo más joven de David. San Pablo lo expresa así: “Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para humillar a los sabios; lo débil para humillar a los fuertes; lo vil, lo despreciable, lo que es nada, para anular a los que son algo (1 Cor 1,27-28) De ahí que Pablo se llame el menor/y el más insignificante. Luego los Sinópticos dan razón de estas experiencias afirmando que el reino de Dios lo más importante es lo más pequeño, el grano de mostaza, la semilla más pequeña que se hace arbusto (Mt 13,32); el poco de levadura que fermenta toda la masa (Mt 13,33). Lo débil es enaltecido en el cuerpo de Jesucristo que es la Iglesia, en donde los miembros más débiles son los más necesarios” (1 Cor 12,22) Dios elige a los que menos cuentan, a los últimos, para que ellos cuenten a la sociedad el vuelco total que le ha dado Jesús que consiste en llegar a ser, por el servicio, primeros.

 

LOS RIESGOS DE LA FALTA DE ESPIRITUALIDAD.

 

Hoy La denuncia primordial de la iglesia es la falta de identidad, en algunos de sus miembros para poder vivir en su ministerio la relación de Jesús con los niños, pasados de últimos a primeros. Dicha falta en el seguimiento de Jesús, no deja de ser un caldo de cultivo que favorece cualquier comportamiento anormal con los niños, digno de ser penalizado. La espiritualidad que se deriva de la relación de Jesús con los niños, en orden a lo que ejemplifican en la sociedad por sus valores e identificación con Jesús; puede ser el criterio fundamental y la única manera de evitar las consecuencias penosas de lo ocurrido con la pederastia. Un místico del siglo XX decía con cierto humor, al ver el despojo de la iglesia en su prestigio y su poder: “Lo estamos perdiendo todo. Lástima que no nos va a quedar parar darle a la gente más que a Jesucristo y éste crucificado y resucitado”.

 

RECORDEMOS A PABLO

 

Cierto que la tradición que Judas nos dejó con su traición sigue estando viva y acrecentada en la iglesia por la infidelidad de muchos de los discípulos actuales. A la iglesia es imposible pensarla sin el mal advirtiendo algo de Pablo a los corintios: “Así, pues, quien se sienta seguro tenga cuidado de no caer. Ninguna prueba nos ha tendido que no sobrepase lo soportable. Y pueden pensar en que Dios no permitirá que sean puestos a prueba por encima de sus fuerzas; al contrario, con la prueba recibirán fuerzas suficientes para superarlas” (1Cor 10,12-13). En las pruebas hay que volver al evangelio de Jesús porque la solución es la santidad y el problema la falta de espiritualidad

 

Un retorno al evangelio es recuperar la práctica de la corrección fraterna que propone Jesús; dejarnos cuestionar personalmente por los males y escándalos, sin olvidar el mal que hay en nuestro interior; y recuperar el sentido que Jesús tiene con los niños.

Pero también debemos hacernos una pregunta: No habrá falta de criterio, es decir de humanidad, en buscar más traiciones, Judas, sin exaltar la fidelidad de los otros once discípulos que, multiplicados, aunque invisibilizados, siguen siendo fieles a Jesús, en la iglesia para el bien de los demás. Bueno; esto ya pertenece a ejercicio ético de los Medios.

 

En alguna oportunidad, por equivocación, un niño fue citado a un juzgado. Eso se llama una equivocación inspirada porque el niño es el jurado final ante quien nuestra sociedad victimaria debe ser juzgada.