ABIERTOS COMO EL SEÑOR
Domingo 26 del Tiempo
Ordinario. B
“Ojalá
todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor”. Dios
había pedido a Moisés que compartiera su espíritu con setenta ancianos. Y así
lo hizo él, imponiéndoles las manos. Eldad y Medad no asistieron a aquel rito.
Sin embargo, recibieron igualmente el don de profecía (Núm 11,25-29).
Ahí
interviene Josué, para dar a Moisés un consejo que parece muy prudente. Según
él, sería oportuno prohibir a aquellos dos ancianos que siguieran profetizando.
Pero Moisés no comparte esa opinión. Su deseo es muy significativo: “Ojalá todo
el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor”.
A
la intransigencia y el celo de Josué se opone la amplitud de miras de Moisés y
su interés por el bien de toda la comunidad. Y, sobre todo, se nos revela la
fuerza de Dios, que derrama su espíritu donde quiere y como quiere.
Del
salmo responsorial tal vez habría que retener la última petición al Señor:
“Preserva a tu siervo de la arrogancia” (Sal 18,14).
TAREAS
PARA JUAN
También
algunos discípulos de Jesús han caído en la tentación de la arrogancia En el evangelio que hoy se proclama (Mc
9,38-48) se recuerda un informe que Juan transmite a su Maestro. Los apóstoles
han visto a uno que expulsaba demonios en el nombre de Jesús, aunque no
pertenecía al grupo de sus discípulos. Y han tratado de impedírselo. ¿Qué
implica para nosotros la noticia de ese comportamiento?
•
En principio, Juan no ha comprendido que Jesús y su espíritu no son una
propiedad exclusiva de un grupo de selectos. Su vida y su mensaje se ofrecen a
toda la humanidad. En el nombre de Jesús se anuncia la salvación para todos.
•
Además, Juan parece considerar que los que no pertenecen al grupo de los
llamados por Jesús han de ser necesariamente sus enemigos. Necesita comprender
que el Espíritu sopla donde menos se le espera.
•
Y finalmente, Juan todavía no ha llegado a descubrir que los enfermos, los
marginados y los esclavizados por el mal necesitan no sólo una ayuda
institucional sino, sobre todo, el anuncio de la salvación.
TAREAS
PARA TODOS
Tras oír el informe de Juan, Jesús se vuelve a
sus discípulos diciendo: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi
nombre no puede luego hablar mal de mí. El
que no está contra nosotros está a favor nuestro”. Tres mensaje para la
historia.
•
Las prohibiciones. Con demasiada frecuencia pensamos que los grandes valores se
defienden prohibiendo unas iniciativas que nos parecen inadecuadas. Mejor sería
intentar el acercamiento y el diálogo
•
Los milagros. Con mucha frecuencia creemos que los milagros son fenómenos de otros
tiempos. Mejor sería abrir los ojos para descubrir que también hoy la
providencia de Dios se hace presente entre nosotros.
•
La concordia. Con excesiva frecuencia consideramos a los demás como adversarios
y competidores. Mejor sería aprender a
ver el mundo como el campo de una misión que nos ha sido confiada a todos.
- Señor Jesús, tu mensaje está dirigido a toda la humanidad.
Debemos recordar que te sirves de muchos mensajeros para hacerlo llegar a
todos. Líbranos del pecado de la arrogancia. Enséñanos a ser abiertos como tú a
las iniciativas del Espíritu. Y a colaborar con quienes llevan a cabo el
milagro de actuar en tu nombre por el mundo. Amén.
José-Román
Flecha Andrés