18 de Octubre, San Lucas: Lc 10, 1-9
Hoy celebra
Así poco a poco
“investigando”, como él dice, todos los sucesos, fue componiendo dos libros
maravillosos, que son el tercer evangelio y los “hechos de los apóstoles”. El
evangelio quizá lo escribió durante los dos años que S. Pablo estuvo preso en Cesarea acompañándole luego a Roma, desde donde escribió
san Pablo su segunda carta a Timoteo en que decía: “Sólo Lucas está conmigo”.
Le llamaba: “Mi estimado médico”.
El evangelio de san
Lucas tiene unas características notables en contraste con los otros
evangelios. En cuanto a la manera de escribir, ya anoté que tenía buena cultura
y por lo tanto se nota en un estilo más literario. En cuanto al fondo quizá lo
más característico es el acento en la misericordia de Dios a través de
la misericordia de Jesús. Por eso se puede decir que es el evangelista del
Corazón de Jesús. Se acentúa en varias parábolas, como la del hijo pródigo, y
en toda la disposición de Jesús hacia la amabilidad y el acogimiento de los
pecadores arrepentidos, como la pecadora en casa de Simón el fariseo, como
Zaqueo a quien su bondad le hace cambiar. Aparece su corazón enternecido ante
el dolor de la viuda de Naín, ante los enfermos, los
pobres y los pequeños. Se realza la caridad, como en la parábola del “buen
samaritano”, Se realza también la estima por la mujer, muy desestimada
entonces.
Una característica
especial es lo que narra sobre
El evangelio de
este día, como queriendo significar que san Lucas era predicador, con san
Pablo, sin ser apóstol, nos expone el envío de Jesús a 72 discípulos para una
misión. San Lucas es el único que lo narra. 72 es un número simbólico. Quizá
pone ese número, porque creían que eran 72 todas las naciones de la tierra. Con
ello está simbolizando el envío por todo el mundo. Las consignas que pone aquí
son parecidas a las que pone san Mateo, y él mismo, cuando Jesús envía a los
doce.
Lo primero que les
dice es que hay mucha labor por delante: “La mies es mucha”. Por lo tanto hay
que pedir para que haya muchas vocaciones. Luego les da unas recomendaciones,
que no son propiamente doctrinales, sino manera de comportarse, actitudes
concretas hasta en vestimentas y provisiones, para aquellos que van a ser
misioneros. Podemos resumirlas en varias consignas:
La primera es la no
violencia: Aunque otros sean lobos, ellos tienen que comportarse como corderos.
Por lo tanto, que no todo será fácil. La segunda consigna es la pobreza, la
sencillez: No dar demasiada importancia a los medios humanos o a las
seguridades humanas, porque lo que se predica es para Dios y en El hay que
poner la confianza. La tercera consigna es la paz y la alegría: que para ello
no es necesario esperar grandes cosas humanas, sino la verdadera amistad. La
cuarta consigna es la caridad, el hacer el bien de muchas maneras, sobre todo
atendiendo a los enfermos. Y la quinta consigna es predicar el Reino de Dios,
que ya está entre nosotros. Jesús quiere ser ayudado. Nosotros lo podemos
hacer, al menos con la oración.