«DESDE LORETO PEDIMOS
POR LOS MÁS POBRES»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para el 33°
domingo durante el año
[18 de noviembre de 2018]
Como venimos realizando cada año, este
domingo tenemos una nueva peregrinación diocesana a nuestro Santuario de
Loreto. Allí celebramos la memoria de tantos hombres y mujeres que
evangelizaron en estas tierras, como los mártires Roque González de Santa Cruz,
Alonso Rodríguez, Juan del Castillo, y el Padre Antonio Ruiz de Montoya, que
junto a miles de indígenas vivieron una experiencia inédita en las Reducciones
Jesuíticas.
En Loreto alimentamos nuestro ánimo en
la memoria, pero también en los sufrimientos, en el martirio y en la vitalidad
de estos testigos del pasado. Ellos nos
fortalecen en la esperanza, para sobrellevar las dificultades, las
persecuciones y las luchas de nuestro tiempo.
En esta reflexión quiero subrayar la
importancia que tiene la peregrinación a nuestro Santuario diocesano de Loreto en
la que participan muchas personas, sobre todo jóvenes, que se movilizan
caminando, en autos, colectivos y bicicletas desde las distintas parroquias,
escuelas y comunidades de nuestras zonas pastorales saliendo conjuntamente
desde Leandro N. Alem, Jardín América y Posadas
(Parroquia Nuestra Señora de Fátima). La Misa central concelebrada con todos
los Sacerdotes y Diáconos de la Diócesis, junto con nuestros consagrados,
seminaristas y todo el Pueblo de Dios.
En la casa de Nuestra Madre de Loreto
realizamos este momento único en el año donde como Pueblo de Dios en nuestra
Diócesis de Posadas, llevamos nuestro agradecimiento a Dios por su presencia de
tantas maneras en la tarea evangelizadora que Él nos encomendó.
También llevamos nuestros dolores,
peticiones, inquietudes y sufrimientos. Todo lo ponemos a los pies de Nuestra
Madre de Loreto y bajo la intercesión de nuestros mártires de las misiones. En
ellos vemos ejemplos de entrega en su tiempo que nos permiten decir en el hoy
de nuestra historia que nosotros, como ellos, queremos también ser testigos,
discípulos y misioneros en esta porción de la Iglesia en nuestra provincia de
Misiones.
Aquí en la casa de nuestra madre de
Loreto hoy estamos celebrando como Iglesia la «Jornada Mundial de los pobres».
El Papa Francisco instituyó esta jornada después de un gran encuentro realizado
con pobres en Roma en el contexto del jubileo de la Misericordia. Allí el Papa
nos animó a no dejar que la indiferencia o la omisión nos hagan olvidarnos de
aquellos que están en el corazón del Evangelio.
Nuestro tiempo, caracterizado por el
pragmatismo y por una proclividad a priorizar lo mercantil, va generando cada
vez más pobreza y, por lo tanto, más pobres en el mundo. Lo percibimos también
en nuestra Patria y en nuestra provincia. Son miles las familias que sólo
sobreviven, son miles los jóvenes, niños y ancianos que sobreviven en la
marginalidad. No vemos que este planteo sea tratado seriamente. Sólo se dan
cifras que no motivan a ningún funcionario de la política, del mundo
empresarial o sindical a sentarse a tratar como un problema de Estado el flagelo
de la pobreza. Desde los organismos internacionales que responden a los países
ricos del mundo proponen caminos de eliminación de los pobres antes que caminos
de equidad e inclusión. Peor aún, ven a los pobres como un peligro frente a la
escasez de materia prima de cara al futuro. De ahí las inversiones de apoyo
para la reducción poblacional por cualquier vía, inclusive con los programas de
eliminación de los niños por nacer. El lema de la jornada de este año es «Este
pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7). Rezamos e imploramos junto con
ellos.
Junto a nuestra Madre de Loreto en su
Santuario le pedimos por nuestra Iglesia diocesana, por la tarea evangelizadora
y por cada una de nuestras intenciones, y clamamos a Dios por los más pobres,
porque el Señor escucha nuestro clamor.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas.