III Domingo de Adviento, Ciclo C
SI SE ES, HAY ESPERANZA
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Lee uno la declaración que
algunas personas hacen relativa a su fe, determinándola de acuerdo con
criterios total y únicamente objetivos lógicos. Se devanan los sesos analizando
y preguntándose respecto a si les cabe en su cabeza cuestiones que les cuesta
aceptar y si logran conseguirlo, se declaran creyentes y ¡santas pascuas!
Quedan tranquilos e inactivos, van viviendo como antes, pero ahora ya se
atreven a decir que son cristianos. A otros les resultan tan ininteligibles las
doctrinas que les proponen, que se niegan a aceptar lo que creen son sus únicos
contenidos y se declaran agnósticos, para que así les deje tranquilos tanto su
conciencia, como la gente de su entorno.
2.- Es frecuente, o por lo menos lo
era en mis tiempos jóvenes, hablar y discutir sobre cuestiones religiosas.
Limitándose a eso: hablar o discutir. Yo no sé si a vosotros y en vuestro
entorno de hoy, mis queridos jóvenes lectores, pasa lo mismo. Os advierto que
ser cristiano no es conservar en los recodos de la masa encefálica una
enciclopedia de ciencia religiosa.
3.- Ser cristiano es una manera de
ser hombre. Una manera que más que proclamar, precisa testimoniar. Os confieso
que no me gusta en la vida civil llevar ningún distintivo de mi condición
sacerdotal. Esta forma de presentarme, como un ciudadano cualquiera, exige que
mi proceder respecto a quien conmigo trate, se dé enseguida cuenta de que algo
raro soy. Que no deseo, hablo u obro, según lo habitual del hombre televisivo,
consumidor, hedonista y ambicioso, que tanto abunda por estos pagos.
Generalmente compruebo satisfecho que a poco que conversemos, ya el otro se da
cuenta de que soy cristiano y probablemente sacerdote, si es que en su cultura
han entrado nociones religiosas, que hoy en día no es lo usual, dada la gran
ignorancia que reina.
(Advertid, mis queridos jóvenes
lectores, que me he referido a la vida civil, ya que en mi proceder litúrgico,
sí que creo debo revestirme de los correspondientes ornamentos, aunque sobre
esto no quiero insistir hoy).
4.- Juan el Bautista es un buen
testimonio de lo que os vengo diciendo. Viste austeramente, se alimenta con
sobriedad. Ni va desnudo, ni practica huelga de hambre. La ropa que lleva
abriga y defiende, sin que su roce con la piel sea suave. Del alimento se puede
decir algo semejante. Comer saltamontes, o langostas insecto, como queráis
llamarles, todavía es comida gratuita y sabrosa de muchos pueblos tanto
africanos como americanos. De la miel silvestre se puede afirmar lo mismo.
5.- La pobreza es una adversidad,
la austeridad una virtud. El hombre austero y sincero, es un hombre libre. Nada
le condiciona. Huye de la corrupción. Tal vivencia es testimonio legítimo y
certifica que su discurso y sus criterios son valiosos. De aquí que el que así
obra y vive, convence e interesa a muchos de variada procedencia. Le pide
consejo gente rica y les indica que compartan lo que tienen con los que
carecen. No se trata muchas veces de dar lo que se posee, a otro que tal vez lo
va a tirar, por razones que se escapan a las nuestras. Tal vez sea mejor
conservarlo en buen estado, a disposición del que lo pueda necesitar.
6.- Dar comida para un banco de
alimentos, está muy bien hecho, pero no hay que olvidar y tal vez sea mejor,
guardar en el congelador víveres para alimentar al que en el momento más
imprevisto llama a nuestra puerta. Invitarle a entrar y compartir manjar con
él, es una manera de que nuestro domicilia sea por un rato la casa de Jesús. El
evangelio habla de comida, tal vez a vosotros os recomendaría que dispusieseis
de cualquier cosa vuestra, para prestarla o entregarla al que en un preciso
momento carece de ella, llámesele celular, PC o bicicleta.
7.- Una sociedad bien organizada
precisa de funcionarios con autoridad, de otros aptos para defender o implantar
orden. Ante un motín, ante un delito, sólo lo podrá resolver quien tiene
autoridad y medios legítimos para detener al delincuente. Ahora bien, nunca
debe aprovecharse de su situación, de su uniforme, de su arma reglamentaria,
para su satisfacción personal egoísta.
8.- Juan está denunciando la
corrupción, que ensucia hoy en día a tantos estamentos de poder, civil,
político y eclesiástico. La sinceridad y valentía de Juan asombraban a la gente
que se pregunta si será el mesías que siempre se espera en situaciones
adversas. En este caso, el mesías supuesto, imaginaban que podía ser el
anunciado por los profetas. El Mesías enviado por Dios, dado lo insólito de su
proceder. Juan era un hombre libre, pero más que todo era humilde. Fijaos bien,
mis queridos jóvenes lectores, no era emprendedor, no era ambicioso, ni
calculador. Juan era todo lo contrario de lo que nuestra sociedad estimula y
busca. De aquí que en su aparente pequeñez se encerrara su grandeza.
9.- Pero ser humilde no es
suficiente. No se conforma con declarar que no es el Mesías anunciado y
deseado. Mucho hoy en día se conforman con no hacer nada, no presumir de nada,
no codiciar nada. Contentarse con ser buenos. Es humilde, sincero y valiente.
Aprovecha la ocasión, lo sabemos que aprovecha cualquier ocasión, por otros
pasajes evangélicos, para anunciarles al Salvador que está a punto de llegar.
Mis queridos jóvenes lectores, de
vosotros espera Dios que habléis a vuestros amigo de la Fe que os enriquece, de
la amistad con el Señor que alegra vuestra vida y os da fuerzas y Esperanza.
No os contentéis con ser
vulgarmente buenos. Proponeos ser apóstoles, evangelizadores en cualquier
situación u ocasión que os encontréis.