UNA FAMILIA QUE
BUSCA
Fiesta de la Sagrada Familia, 30 de diciembre
de 2018
“El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta
a su madre acumula tesoros”. Esta lectura del libro del Eclesiástico se refiere
directamente a una sociedad patriarcal (Eclo 3). Pero esas normas reflejan el
valor que la familia ha tenido para el pueblo judío en todas las épocas de su
historia.
Sin embargo,
estas máximas no solo reflejan una concepción social o un código de educación y
buenos modales. Recogen lo mejor de la experiencia humana. Así que no pueden
ser despreciadas. El respeto al padre y
a la madre son prueba de sabiduría.
Además, este texto bíblico se refiere expresamente a Dios.
“Al que honra a su madre, el Señor lo escucha”. Es muy importante esa alusión a
la divinidad. El amor que se vive en las relaciones familiares es una especie
de culto. Amar a la familia es un acto de oración.
Con una hermosa bienaventuranza, el salmo 127 promete el
premio de una familia numerosa a los que temen al Señor y siguen sus
caminos. Y en la carta a los Colosenses
(Col 3,12-21) se exhorta a los fieles a vivir unas armoniosas relaciones
familiares, porque esto es agradable al Señor.
ANTICIPACIÓN DEL MISTERIO
También Jesús ha crecido en el seno de una familia, a la que la atención a la voluntad de Dios no
le ha ahorrado contratiempos y sorpresas.
• El evangelio que hoy se proclama (Lc 2,13-23) nos recuerda
que la familia de Nazaret vivía fielmente enraizada en las prácticas religiosas
y sociales de su pueblo. Jesús dirá un día que no había venido a abolir la Ley
de Moisés. Los relatos evangélicos de la infancia dan fe del espíritu religioso
en el que creció.
• Además, el texto anota que José y María pasaron por los
temores y angustias de tantos padres y madres que sienten la pérdida de sus
hijos. Jesús afirmará muchas veces que vive la voluntad de su Padre celestial.
Este relato de la infancia alude a esa conciencia de Jesús que reconoce y
confiesa su íntima relación con el Padre.
• Por otra parte, este relato evangélico anticipa ya el
misterio de la pasión y muerte de Jesús. En ambos casos, Jesús permanece tres
días “perdido”. En ambos casos es encontrado de nuevo mientras explica las
Escrituras: primero por su familia y después por los discípulos de Emaús. Escuchar
las Escrituras es la pista para encontrar al Maestro.
EL CRUCE DE PREGUNTAS
Las preguntas son muy importantes en todo diálogo humano.
También en los evangelios. En el momento del encuentro de Jesús en el templo de
Jerusalén se produce un interesante cruce de preguntas entre María y Jesús.
• “Hijo, ¿por qué nos has tratado así?” Parece que María no
llega a comprender los motivos que han podido impulsar a su Hijo. Muchos
creyentes dirigien a Dios una pregunta semejante. La oración puede ayudarnos a
descubrir los planes del Señor.
• “¿Por qué me buscabais?” Esta es la primera pregunta de
Jesús que aparece en el evangelio de Lucas. La búsqueda es una actitud típica
de los creyentes. Pero todos los que buscan a Dios han de plantearse alguna vez
las verdaderas razones de su búsqueda
• “¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Esta segunda pregunta de Jesús se dirige a todos los que creen conocerlo. Jesús
confiesa que la Ley de Dios es su casa y que la Casa de Dios es su ley. Su
vocación y su misión es estar al servicio del Padre.
- Padre de los cielos, te damos gracias por el don de
nuestras familias y te pedimos que las acompañes en la difícil tarea de lograr
una convivencia realmente humana. Hazte presente en sus vidas y ayúdalas a
encontrarte cuando tienen la sensación de haberte perdido. Y a todos los que te
buscan con sincero corazón concédeles la gracia de encontrarte siempre, gracias
a la lectura y meditación de las Escrituras. Amén.
José-Román
Flecha Andrés