Fiesta. El Bautismo del Señor

 

“HUMILDE CUNA”

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- He escogido este título, mis queridos jóvenes lectores, porque es la expresión con que empiezan muchas biografías de hombres ilustres hoy en día. Imaginad que por allá el año 320 de nuestra era, se encontraran cristianos de Jerusalén y de Belén, descendientes, pues, de las primeras comunidades apostólicas, y se pusieran a recordar los testimonios que conservaban de la historia del Señor. A nosotros nos parecería que los que sobresaldrían serían los de Belén, diciendo que sabían y visitaban el lugar donde nació. Sin duda lo sabían con certeza. El contenido de una tradición en el Medio Oriente es más seguro que el de un burofax nuestro. El monumento que los romanos habían levantado encima del término del nacimiento para ahogarlo y ocultarlo, lo aseguraba, además de lo que oralmente les habían trasmitido. Pese a que se sentirían muy honrados, los de la capital les dirían que lo importante era el lugar donde había aparecido, donde Juan lo había entronizado en el mundo, donde había sido bautizado y las circunstancias que a tal hecho habían concurrido.

 

2.- No os extrañen tales apreciaciones. Nosotros mismos damos poca importancia al lugar y circunstancias de cada uno respecto a su concepción, con frecuencia ignorado, y sin que nadie lo lamente, y eso que es el del encuentro de amor fecundo de los padres, y no olvidamos en cambio el momento y tiempo en que nuestra madre nos dio a luz. He redactado esas divagaciones para que entendáis la importancia de la fiesta de hoy.

 

(Os pongo otro ejemplo, que para unos será ilustrativo, para otros os dejará indiferentes y para terceros tal vez irritará. Se trata de la importancia que se da en los ambientes taurinos al día y lugar de la alternativa de un torero. Nadie se interesa del primer salto que el sujeto dio al ruedo y sí al de su presentación)

 

3.- Nació en Belén, pero lo importante para la primitiva Iglesia es que fue dado a conocer en el Jordán. Lo presentó Juan, el remojador, también llamado Bautista. El hecho es de tal categoría que aun en tiempos recientes, debido a circunstancias bélicas que impedían acercarse al lugar exacto, la autoridad israelí creó, para satisfacción del viajero cristiano, un hito al norte, a bastantes kilómetros del sitio auténtico. Muy bien urbanizado el sitio, he visto acudir a confesiones evangélicas y comunidades cristianas orientales a practicar ritos litúrgicos. Yo mismo me he prestado a pronunciar a piadosos acompañantes que lo deseaban, parcialmente sumergidos allí, la siguiente formula, mientras echaba agua en sus cabezas: acuérdate del bautismo que recibiste, que se hizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 

4.- Este lugar recibe el nombre de Yardenit y está situado a poca distancia de la desembocadura del lago de Tiberíades, en el rio que desciende hacia el lugar propio. A este sitio tuve el privilegio de ir dos veces, el jueves último del mes de octubre, único día que se permitía acudir a los cristianos occidentales, llegar a la orilla y recoger agua para regalar a familias amigas y con ella bautizar a sus hijos. Celebrar también misa con más de 50 otros presbíteros y muchos fervorosos laicos y marchar luego al desierto de Judá, por el mismo camino que seguiría el Señor.

 

5.- En la actualidad cualquier día se puede ir tanto a la margen israelí a la que acabo de referirme, como a la jordana, que también conozco. seguramente la más exacta del hecho de la predicación de Juan y del bautismo del Señor. Todo el entorno en ambas riberas estaba sembrado de templos de las diferentes iglesias cristianas, que no querían olvidar el trascendental hecho, pero más tarde, debido a ser escenario de enemistades bélicas y línea fronteriza de estados en armisticio, se sembró de minas antipersona que ahora se van desenterrando y dentro de pocos meses las comunidades podrán volver a visitar y en ellas rezar. Me he extendido, quizá creáis que demasiado, mis queridos jóvenes lectores, para que estéis convencidos de que este hecho evangélico, como tantos otros, no es un “cuento de hadas” sino verídica narración.

 

6.- Jesús inició su ministerio humildemente, entre los tantos que en aquel momento rodeaban a Juan y solicitaban el bautismo. Pedirlo era signo de sumisión, obediencia y, en su caso, de impetrar para nosotros, los que en verdad vamos cargados de pecado, el favor divino. Tal era la magnitud del gesto, que fue preciso que la Santísima Trinidad se hiciera visible para algunos, no todos y de la misma manera. Fue solemne Epifanía. Inicio para la humanidad entera del proyecto de Salvación que culminaría en el Calvario y ya venía anunciándose desde antiguo.

 

7.- Pero antes era preciso retirarse al desierto. No hacer un simbólico minuto de silencio, no. cuarenta días de soledad, sigilo y ayuno, es lo que hizo Jesús. Extasiaros del hecho, recordad vuestro bautismo, agradecédselo a Dios. Aprended la necesidad imperiosa de meditar recogidos, envueltos en silencio, abiertos a descubrir lo que de cada uno de vosotros espera el Señor.

 

(Como noticia cultural, añado que el lugar del bautismo, lado jordano, fue declarado por la UNESCO oficialmente, Patrimonio de la humanidad)