Espíritu de responsabilidad con el que se debe acoger el reino de Dios.
27/08/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos
se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a
sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a
otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco.
El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un
talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus
servidores.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Seor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he
ganado”. Su seor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel
en cosas de poco valor te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la
alegría de tu seor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “Seor, dos talentos
me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado”. Su seor le dijo: “Te
felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te
confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte den la alegría de tu seor”.
Finalmente, se acerc el que había recibido un talento y le dijo: “Seor, yo sabía
que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo
que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra.
Aquí tienes lo tuyo”.
El seor le respondi: “Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he
plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero
en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el
talento y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al
que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.
Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la
desesperación».
Oración introductoria
Señor, quiero iniciar mi oración dándote gracias por todos los talentos con los que
has enriquecido mi vida, empezando por el más importante, después de la vida
misma: mi bautismo. Ven, ilumina mi oración para saber estar siempre listo,
esforzándome para multiplicar los talentos que me has dado.
Petición
Concédeme Señor que nunca te tenga temor, Tú eres quien más me amas.
Meditación
«El hombre de esta parábola representa a Cristo mismo; los siervos son los
discípulos; y los talentos son los dones que Jesús les encomienda. Por tanto, estos
dones, no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que
el Señor Jesús nos ha dejado como herencia para que las hagamos fructificar: su
Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el
Espíritu Santo; la oración el "padrenuestro" que elevamos a Dios como hijos
unidos en el Hijo; su perdón, que nos ha ordenado llevar a todos; y el sacramento
de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada. En una palabra: el reino de
Dios, que es él mismo, presente y vivo en medio de nosotros […] Lo que Cristo nos
ha dado se multiplica dándolo. Es un tesoro que hemos recibido para gastarlo,
invertirlo y compartirlo con todos: responsabilidad con Dios y con la humanidad»
(Benedicto XVI, 16 de noviembre de 2008).
Reflexión apostólica
«Éstas son las metas espirituales que el Movimiento Regnum Christi propone a sus
miembros para alcanzar la santidad cristiana y aportar una ayuda eficaz a la
extensión del Reino de Cristo en el mundo. No todos avanzarán con igual
profundidad y rapidez: Dios lleva a cada alma a su propio ritmo, según su Voluntad
inescrutable y también según la correspondencia de cada alma a la gracia »
( Manual del miembro del Regnum Christi , n. 312).
Propósito
Hacer una visita al Santísimo para agradecerle todos los dones que he recibido.
Diálogo con Cristo
Jesús, ayúdame a salir de esta meditación convencido de desgastarme en el
cumplimiento de mi misión, por amor a Ti y a los demás. Tengo muchos dones que
puedo compartir, especialmente el don de mi fe y de mi vocación al Regnum
Christi, pero para ello necesito perseverar en tu amor.
«Crean en ustedes mismos y no duden de su capacidad, de sus dones, de sus
talentos para realizar la misión, a la que han sido llamados por Dios dentro del
Movimiento»
( Cristo al centro, n. 1896).