Comentario al evangelio del Jueves 01 de Septiembre del 2011
Con todos nuestros miedos, Contigo mar adentro
Lucas da un tiempo a los primeros discípulos para conocer a Jesús, convivir con él, contemplar sus
palabras y acciones, antes de llamarles a compartir su misma misión y destino. Dejarlo todo para vivir
con Jesús y como él es una decisión que requiere tiempo pero todo el tiempo del mundo no nos ahorra
la decisión clara, gozosa y temerosa a la vez que sólo puede tomar cada cual.
Simón Pedro acepta echar las redes una vez más porque se fía de Jesús, no de los resultados que va a
lograr. No hay ninguna otra razón. Objetivamente, nada hay que le asegure éxito alguno. Quizá eso
explica su asombro al ver la barca repleta de pescado. No saben qué hacer ni qué decir. Cuando
tenemos la experiencia de ver repletas nuestras redes y sabemos que tal pesca sólo viene de Dios y de
su Palabra porque tenemos clarísimo que humanamente era imposible, nos quedamos sin palabras. Más
aún, sentimos la necesidad de vivir arrodillados, asombrados, reconocedores de nuestro pecado, de lo
poquito que somos. Intuimos que irremediablemente la vida está a punto de cambiarnos, de ponerse al
servicio de Otro y eso… eso da mucho miedo...
Jesús lo sabe. Por eso nos alienta y nos repite una y otra vez: "No temas; desde ahora harás cosas
mayores en mi Nombre”. Ojalá también nosotros, una vez más y cada día, volvamos a seguirle
dejándolo todo. Este mundo nuestro tan casando de bregar sin pescar nada sigue esperando nuevos
pescadores de la humanidad para remar siempre “mar adentro”, allí donde encontramos el sentido de la
Vida y de nuestra entrega.
Rosa Ruiz Aragoneses, rmi