Lectio Divina: 23º domingo de Tiempo Ordinario A
Autor: P. Chuno, C.M.
LA PALABRA HOY: Ezequiel 33,7-9; Salmo 94; Romanos 13,8-10; Mateo
18,15-20
Ambientación: Un cirio grande al centro, alrededor de él y formando un corazón,
velas más pequeñas que representan la comunidad.
Cantos sugeridos: Amar es entregarse; Donde hay caridad y amor
Ambientación:
En la comunidad cristiana todos somos corresponsables unos de otros. El discípulo
de Jesús siente la viva responsabilidad de hacer el bien y ayudar a que los otros lo
hagan, superando y desterrando el mal de sus vidas.
oración inicial
Señor Jesús
Tú que nos invitas a vivir tu Palabra,
Tú que nos propones tu Palabra como estilo de vida,
Tú que quieres que la vivamos y la hagamos actitudes,
te pedimos que nos ayudes
a saber actualizar tu palabra en nuestra relación con los demás,
en especial cuando hay dificultades,
para que iluminados y orientados
por tus sentimientos y tus actitudes,
busquemos actuar como Tú lo harías,
por eso, te pedimos que nos ayudes
a relacionarnos como Tú lo haces con nosotros,
a que tengamos caridad unos con otros,
a que siempre sepamos actualizar
tus palabras, tus actitudes y tus sentimientos
en nuestra relación con los demás.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué me dice el texto?
Mateo 18, 15-20
Motivación: La corrección fraterna es un deber del cristiano, para luchar contra el
mal. Pero solo será eficaz, si se realiza por amor, sin inclinación a la condena.
Escuchemos.
Forma de leerlo:
1.Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2.Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
•Mt 18,15-17: nos muestra el camino de la corrección fraterna. ¿Cuáles son los
pasos que hay que dar? ¿Quiénes son los protagonistas en cada momento?
•¿Cuáles son los resultados posibles de este proceso de corrección
fraterna?
•Mt 18,18-20: recogen tres enseñanzas de Jesús. ¿Cuál es el mensaje de cada
una de ellas? ¿Qué se dice de Dios en ellas?
¿Qué importancia tiene la enseñanza que nos deja el Señor cuando nos dice:
“…donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy ahí en medio de
ellos…”(Mt 18,15-17)?
II: Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
Motivación: Cristo está en medio de nosotros. El compromiso con los hermanos se
hace más exigente por el testimonio de Jesús, que nos mueve a velar por los más
débiles… Dejemos que su Palabra resuene en el hoy de nuestra vida.
•Ve y repréndelo a solas. El Evangelio habla de corrección fraterna, pero a veces
nuestra corrección es más bien “fratricida”. ¿Qué podríamos hacer para mejorar en
la corrección mutua?
•Habrás ganado a tu hermano. ¿Soy consciente de la parte de responsabilidad que
tengo en la vida de los que me rodean? ¿Me sugiere algo el evangelio de hoy?
•Allí estoy en medio de ellos… ¿Descubro la presencia de Jesús en medio de mi
familia, mi comunidad, mi grupo?
•¿Cómo debería ser nuestra oración comunitaria a la luz del texto meditado?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: La ofensa y el perdón, la comunidad que cuida de los suyos, la
presencia de Jesús en medio de los que se reúnen en su nombre, el Padre del cielo
que escucha la oración… un sinfín de motivos para elevar a Dios nuestra plegaria de
petición, de acción de gracias, de alabanza.
•Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
•Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 94).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente recomienda a los misioneros la corrección fraterna como
un medio para crecer en la propia vocación y ser mejores discípulos de Jesús:
Dios quiere que el hermano amoneste al hermano cuando falte, para que se corrija,
y ha mandado que todos tengan cuidado de su prójimo. ¡Ay, padres y hermanos
míos! Decidme, por favor, ¿puede una persona con razón enfadarse porque le
avisan que tiene una mancha en el rostro o que está roto su traje? Sin duda que
no; debe mostrarse agradecida. ¿Por qué vamos a ver mal que nos adviertan
nuestros defectos? Ciertamente que no; por el contrario, hay que estar contentos
de ello e incluso pedir a nuestros hermanos que nos hagan ese favor.
Pero alguno me dirá: Es que dicen que he cometido una falta, y no es verdad; o
dan de las cosas una versión distinta de como realmente sucedieron. A esto
respondo que la cosa es así o no; esto es, que lo que dicen es verdad o no lo es. Si
es verdad, no tenemos motivos para ver mal que nos amonesten; por el contrario,
hemos de humillarnos y corregirnos. Si no es verdad, se trata de una ocasión que la
Providencia nos depara para sufrir y practicar un acto heroico de virtud. (XI, 230)
Compromiso:
Poner en práctica el camino de la corrección fraterna, con alguna persona concreta
de mi entorno.
Oración final
Señor, hoy he comprendido que el amor que he recibido de ti,
me debe llevar a amar a mis hermanos como tú me amas a mí.
Queremos participar de tu Reino de amor, tu reino de perdón,
que tengamos siempre la disposición de buscarlo.
Perdona Señor las veces que te he ofendido,
las veces que he ofendido a mis hermanos ,
las veces que me he ofendido a mismo,
porque de igual modo, Señor,
deseo perdonar a aquellos que alguna vez me han hecho daño,
y deseo que ellos se encuentren de nuevo en paz conmigo, pero sobre todo
contigo, Señor,
Ayúdame, Señor, a no caer en la tentación del orgullo y así poder amar a mis
hermanos al grado de que luchar porque todos puedan llegar a ti Señor.
Dame un corazón como el tuyo Señor que sepa amar, perdonar y estar lleno de la
gracia del amor. Amén.