Viernes Santo de la Pasión del Señor.
PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
La Palabra: Pilato no encuentra causa para condenar a Jesús. Para mofarse de este
que, según dicen, pretende ser Rey de los judíos y le han puesto una corona de
espinas, el gobernador romano, mostrando a Jesús ya desfigurado por los malos
tratos, se dirige al pueblo judío: “aquí tenéis a vuestro rey” (evangelio).
1. Resulta difícil pensar en una divinidad que no sea omnipotente. La imaginamos
como un poderoso de este mundo, eso sí, infinitamente más elevado pero en la
misma línea y con la misma lógica del poder intocable que se impone –si es
necesario– con la fuerza. Por eso la conducta de Jesús, sin relieve social e
indefenso, no tenía crédito para presentarse como enviado de Dios Altísimo que es
dueño y señor de todo.
2. La conducta histórica de Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien, curando
a los enfermos y liberando a los oprimidos por fuerzas diabólicas, no fue tanto una
ostentación de poder, sino un signo del amor de Dios encarnado en un hombre que
actuó siempre motivado por ese amor. Jesús no hace nunca milagros para llamar la
atención o demostrar su rango divino. Sus milagros son gestos de liberación;
manifiesta que Dios actúa con amor manteniendo y perfeccionando la vida de todos
los seres humanos y abriendo destinos donde parece que no hay salida.
3. Y esa misma lógica del amor brilla de modo especial en la muerte de cruz. Es la
“epifanía”, la revelación del amor de Dios cuyo poder se manifiesta como
misericordia. Un amor encarnado en la humanidad, que por fin se ha dejado
transformar totalmente por el amor de Dios y morir siendo testigo de ese amor. Los
cristianos tenemos como rey a un Crucificado, no temido por sus grandes ejércitos
ni por su fuerza incontestable, sino amado como Hijo, Palabra de Dios que siempre
nos arropa con su amor, nos mira con esperanza... capaz de llamar a las cosas que
no son para que sean. En el viernes santo damos gracias a Dios cuya omnipotencia
se revela como misericordia, un amor que se hace cargo y carga con nuestra
miseria para perfeccionar la obra de la creación que realiza en nosotros y con
nosotros.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net