Comentario al evangelio del Martes 06 de Septiembre del 2011
Queridos amigos y amigas:
La carta a los colosenses nos invita a ser consecuentes: “Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús,
proceded como cristianos” . ¡Qué más quisiéramos! ¿Verdad? Precisamente la coherencia es la que nos
da más seguridad en nuestra fe, la que nos hace sentirnos bien como cristianos, la que nos va
descubriendo los beneficios de este don inapreciable que hemos recibido. Y, sin embargo, ¡qué difícil
se nos hace a veces! ¿No será cuestión de correr bien la carrera?
Cuando subimos una montaña alta, y lo disfrutamos, o caminamos hacia una meta reconfortante, lo
peor que podemos hacer es parar demasiado en el ascenso o desviarnos del camino. Hace unos años, en
una marcha con un grupo de muchachos por Picos de Europa , había dos que no llegaban nunca a las
paradas de descanso del grupo y había que ir a buscarlos. Siempre se detenían por su cuenta, cada
pocos pasos, y siempre se quejaban de andar y siempre decían que querían volver a su casa. Cuando
salieron de Madrid sabían dónde iban y qué iban a hacer, en teoría, pero la experiencia del camino no
caló en ellos. No decidieron “correr bien la carrera”, no entendieron la satisfacción que proporcionaba
un pequeño esfuerzo. Y se quedaban fuera. Ya que hemos aceptado a Cristo Jesús en nuestra mente,
decidamos correr bien la carrera, disfrutar del camino, encontrar la satisfacción en el esfuerzo.
Si las metas volantes son reconfortantes, ¿qué no será la meta final? El evangelio de hoy es también
una invitación para correr bien la carrera. Un aliciente para subir a la montaña a orar, como Jesús,
sentir que nos llama por nuestro nombre para bajar, también con Él, y atender a los que necesitan
palabras-gestos porque están enfermos o atormentados. No podemos perder más tiempo en
incoherencias.
Vuestro hermano en la fe,
Luis Ángel de las Heras, cmf
Luis Ángel de las Heras, cmf