III III Domingo de Cuaresma, Ciclo A.
Culto en espíritu y en verdad
La Palabra: “Llega la hora en que quienes quieran dar culto verdadero adorarán al
Padre en espíritu y en verdad” (evagelio).
1. La religión judía que recibió Jesús incluía una serie de prácticas religiosas:
bendecir la mesa, rezar tres veces al día mirando al templo de Jerusalén donde se
ofrecían sacrificios rituales... En una región de Palestina llamada Samaría, estaban
los samaritanos que eran disidentes y tenían su culto especial en el monte Garicín.
Se comprende que judíos y samaritanos se llevaran mal. Por eso se extraña la
mujer samaritana de que un judío le pida agua para beber. En la conversación que
mantienen hay dos puntos a destacar.
2. Jesús no hace discriminaciones. Ya era inaudito que un judío decente se dirigiera
y entablara conversación con una mujer desconocida. Más extraño aún con una
samaritana que en el mundo judío tenía mala fama. La conversación sugiere que la
samaritana no es sincera con Jesús. A pesar de ello, Jesús no le recrimina. Más bien
trata de que sea sincera consigo misma y que descubra el deseo infinito de felicidad
que lleva dentro, hasta que ella misma pide el agua que sacia plenamente la sed.
Tres capítulos después el evangelista Juan presenta a Jesús diciendo: “si alguno
tiene sed venga a mi y beba”. Pero... ¿es Jesús el agua que sacia plenamente?
3. Jesús es Dios con nosotros en condición humana. Y en Jesucristo la humanidad
fue alcanzada, transformada e introducida en ese mundo que llamamos divino
como sinónimo de plena felicidad. La vida y la muerte de Jesús, inspiradas y
realizadas por amor –la humanidad abriéndose incondicionalmente a los demás por
la presencia de Dios en ella–, es el verdadero culto “en espíritu y en verdad”. Un
culto que no se reduce a unos momentos de la existencia humana ni a unos lugares
sagrados, sino que es una forma de vivir y de morir amando para que todos tengan
vida. En esa forma de vivir tiene lugar el verdadero culto, la verdadera glorificación
de Dios. Las prácticas religiosas, se celebren donde se celebren, deben ser
expresión y ayuda para esa entrega existencial en el amor.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net