Miércoles 07 de Septiembre de 2011
Miércoles 23ª semana de tiempo ordinario 2011
Colosenses 3,1-11
Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá
arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de
arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo
escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también
vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuancia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la
fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
Esto es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes. Entre ellos andabais
también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de
todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No
sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y
revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar
a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles,
circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la
síntesis de todo y está en todos.
Salmo responsorial: 144
R/El Señor es bueno con todos.
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande
es el Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; /
que proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. /
Tu reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
Lucas 6,20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
"Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora
tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque
reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os
insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el
cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros,
los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis
saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo
y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían
vuestros padres con los falsos profetas."
COMENTARIOS
El «reino de Dios» es la sociedad alternativa que Jesús se propone llevar a
término. La proclama del reino no la efectúa desde la cima del monte, sino desde el
«llano», en el mismo plano en que se halla la sociedad construida a partir de los
falsos valores de la riqueza y el poder.
«Pobres» no son los miserables -pese a que éstos lo tienen más fácil,
porque no han de renunciar a nada-, sino los que libremente renuncian a considerar
el dinero como valor supremo -un ídolo- y optan por construir una sociedad justa,
eliminando la causa de la injusticia, la riqueza; son los que se dan cuenta de que
aquello que ellos consideraban un valor -éxito, dinero, eficacia, posición social,
poder- de hecho va contra el hombre.
Jesús no promete felicidad a los pobres: los declara «felices», porque tienen
ya a Dios como Rey; mientras se construye esta sociedad alternativa, continuará
habiendo hambre y sollozos, pero la esperanza de que esto puede cambiar espolea
a los que ya empiezan a vivir esta nueva realidad.
Los «ricos», en cambio, los que quieren mantener la injusticia, puesto
que de esta manera aseguran su posición privilegiada, están condenados a la
miseria.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de SAL TERRAE: HOMILÉTICA)