Natividad de la santísima Virgen María
Mateo 1, 18-23
Ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo. La liturgia nos recuerda hoy la Natividad de la santísima Virgen
María. Esta fiesta nos lleva a admirar en María niña la aurora purísima de la
Redención. Contemplamos a una niña como todas las demás y, al mismo tiempo,
única, la “bendita entre las mujeres” (Lc 1, 42). María es la “esperanza de
todo el mundo y aurora de la salvacin”.
Además
esta fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, nos hace meditar de
nuevo sobre la vida de esta criatura singular, que Dios ha llamado a realizar
un papel tan importante en la obra de la Redención. En efecto, por obra del
Espíritu Santo fue concebido el Hijo de Dios para hacerse hombre: Hijo de
María; Este fue el misterio del Espíritu Santo y de María. EL misterio de la
Virgen, que a las palabras de la anunciacin, contest: “He aquí la esclava del
Seor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).
Por
tanto, toda la Iglesia no puede menos de alegrarse hoy al celebrar la Natividad
de María Santísima, que es esa “puerta virginal y divina, por la cual y a
través de la cual Dios, que está por encima de todas las cosas, hizo su entrada
en la tierra corporalmente…
Contemplar
a María significa mirarnos en un modelo que Dios mismo nos ha dado para nuestra
elevación y para nuestra santificación. Por esto, hoy e decimos a Aquella, que ha
concebido por obra del Espíritu Santo:
¡Oh Virgen naciente, esperanza y aurora de salvación para todo el mundo, vuelve
benigna tu mirada materna hacia todos nosotros, reunidos aquí para celebrar y
proclamar tus glorias!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/