Condenar el pecado pero salvar al pecador.
09/09/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: «¿Puede acaso un
ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior
a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?
Cmo te atreves a decirle a tu hermano: “Déjame quitarte la paja que llevas en el
ojo”, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? Hipcrita! Saca primero la viga
que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu
hermano». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Padre mío, gracias por tu paciencia y por tu misericordia. Te pido perdón por las
veces en que he ignorado tu presencia. Ayúdame a descubrir en esta oración los
medios que tengo que concretar para ya no defraudarte y corresponder siempre a
tu amor.
Petición
Dios mío, ayúdame a ser misericordioso y que no me atreva nunca a juzgar a los
demás.
Meditación
«Jesús, en cambio, está “lleno de gracia y de verdad”: Él sabe lo que hay en el
corazón del hombre, quiere condenar el pecado, pero salvar al pecador, y
desenmascarar la hipocresía. […] “Olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está
por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama
desde lo alto en Cristo Jesús”. Dios desea para nosotros solo el bien y la vida. Él
provee a la salud de nuestra alma por medio de sus ministros, liberándolos del mal
con el Sacramento de la Reconciliación, para que ninguno se pierda, sino que todos
tengan la manera de convertirse. […] Queridos amigos, aprendamos del Seor
Jesús a no juzgar y a no condenar al prójimo. Aprendamos a ser intransigentes con
el pecado - ¡empezando por el nuestro! - e indulgentes con las personas. Que nos
ayude en esto la Santa Madre de Dios que, exenta de toda culpa, es mediadora de
gracia para todo pecador arrepentido» (Benedicto XVI, 21 de marzo de 2010).
Reflexión apostólica
«Una de las expresiones más hermosas y fecundas de la caridad es la benedicencia,
que consiste en amar a los demás por medio de la palabra. El cristiano no puede
limitarse a no hablar mal, sino que ha de procurar hablar siempre bien de los
demás, alabando cuanto haya de positivo y bueno en ellos, resaltando sus virtudes
y logros, y no hablando innecesariamente de sus limitaciones y defectos, para así
crearles un clima de aprecio en torno suyo, acrecentar su buena fama y permitirles
un mejor desarrollo de todas sus potencialidades. Asimismo, ha de procurar
custodiar la buena fama del prójimo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 94).
Propósito
Hacer el ejercicio constante de no juzgar la actuación de las personas con las que
convivo.
Diálogo con Cristo
Señor, Tú me enseñas que nunca debo juzgar ni criticar a los demás. Haz que logre
tratar a los demás como Tú me tratas Señor: comprendiendo sus limitaciones,
disculpando sus faltas, poniendo atención a sus necesidades, sin guardar ningún
rencor, ningún resentimiento, con la capacidad de ser misericordioso y bondadoso,
siempre y con todos.
«Sea su consigna creer todo el bien que se oye, y no creer sino el mal que se ve»
( Cristo al centro, n. 221).