Comentario al evangelio del Lunes 12 de Septiembre del 2011
Queridos amigos:
Tanto la primera lectura como el salmo nos invitan a orar con insistencia y humildad: orar por todos
los hombres ya que a todos quiere salvar Dios. En estos textos destaca ese espíritu abierto, sin
discriminaciones ni fanatismos, que debe distinguir a los verdaderos discípulos de Jesús.
El texto de Lucas en el evangelio de hoy tiene unos matices peculiares que lo distinguen de la
narración de Mateo (8, 5-13). En la narración de Lucas el interés se centra en la actitud del centurión,
un pagano cuya fe contrasta con el rechazo que Jesús encuentra en Israel. Y Jesús elogia su fe, aunque
el soldado no aparezca físicamente en escena.
Lucas ve en este episodio el preludio de la entrada de los paganos en la iglesia, que narrará
ampliamente en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
La fe del centurión consiste en aceptar sin reservas la autoridad de Jesús en su vida. Y la curación del
criado sirve para poner de relieve la fe y la actitud interior de este oficial romano. A nosotros nos
sorprende no sólo el amor que siente por aquella nación que le era extraña, Israel, y que tanto
ponderan los ancianos que lo recomiendan a Jesús, sino también el amor concreto a su prójimo. Si
tiene a su siervo en tan gran estima, esto significa que lo aprecia como persona y no sólo como criado.
A este doble afecto, por el pueblo judío y por el siervo, responderá el amor de Jesús que se extiende
sobre los que están cerca y los que están lejos. El amor y la fe se conjugan perfectamente en este
soldado.
Carlos Latorre, cmf