Sábado 10 de Septiembre de 2011
Sábado 23ª semana de tiempo ordinario 2011
1Timoteo 1,15-17
Querido hermano: Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por
eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda
su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida
eterna. Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Salmo responsorial: 112
R/Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
Alabad, siervos del Señor, / alabad el nombre del Señor. / Bendito sea el
nombre del Señor, / ahora y por siempre. R.
De la salida del sol hasta su ocaso, / alabado sea el nombre del Señor. / El
Señor se eleva sobre todos los pueblos, / su gloria sobre los cielos. R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, / que se abaja para mirar / al cielo y a
la tierra? / Levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre. R.
Lucas 6,43-49
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé
fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto;
porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es
malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.
¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se
acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se
parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos
sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo
tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por
obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió
contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina."
COMENTARIOS
La comparación del árbol y los frutos, que es reiterativa en el Nuevo
Testamento, apunta a la radicalidad de vida que compromete a los seguidores de
Jesús. En el centro de este ejemplo está nuestro corazón. Un corazón sano es capaz
de generar los valores, actitudes, sentimientos y compromisos que requiere la
propuesta del maestro de Nazaret.
El ejemplo de la casa construida sobre roca, es la puesta en práctica de la
radicalidad que exige Jesús. Ya no bastan slo las palabras… “¡Seor, Seor!”; esta
expresión tendrá que ser cargada de sentido y de vida.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)