EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la XXV Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Zacarías 2,5-9.14-15a.
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una
cuerda de medir.
Entonces le pregunté: "¿A dónde vas?". El mes respondió: "Voy a medir Jerusalén,
para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo".
Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su
encuentro
y le dijo: "Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la
gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella.
Yo seré para ella -oráculo del Señor- una muralla de fuego a su alrededor, y seré su
Gloria en medio de ella".
Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti -
oráculo del Señor-.
Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y
habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los
ejércitos!
Libro de Jeremías 31,10.11-12ab.13.
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: "El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su
rebaño".
Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor,
hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus
almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor,
hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus
almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer.
Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; yo
cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción.
Evangelio según San Lucas 9,43b-45.
Todos estaban maravillados de la grandeza de Dios. Mientras todos se admiraban
por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
"Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos
de los hombres".
Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les estaba velado de manera que
no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo (v. 406-450), obispo de Rávena, doctor de la Iglesia
«Los discípulos no comprendían sus palabras"
Escuchad lo que pide el Señor: "Reconoced en mí vuestro cuerpo, vuestros
miembros, vísceras, huesos y sangre» (cf. Lc 24,39). Y si lo que pertenece a Dios
os causa temor, ¿será que no os gusta lo que es vuestro? ... Tal vez, la enormidad
de mi Pasión, de la que sois los autores, ¿os causa vergüenza? No tengáis miedo.
Esta cruz no fue mortal para mí, sino para la muerte. Estos clavos no me penetran
de dolores, sino de un amor más profundo hacia vosotros. Estas heridas no causan
mis gemidos, sino que os permiten entrar más hondo en mi corazón. El
acuartelamiento de mi cuerpo os abre los brazos, no aumenta mi tormento. Mi
sangre no se ha perdido para mí, ha sido vertida para vuestro rescate (Marcos 10;
45).
"Venid, pues, volved a mí y reconoced a vuestro Padre, al ver que os da bien
a cambio de mal, amor a cambio de ultrajes y mucha caridad a cambio de grandes
heridas. Empuña la espada del Espíritu (Ef 6,17) haz de tu corazón un altar. Y así
presenta tu cuerpo a Dios; ofréceselo, sin miedo en sacrificio."
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”