BREVES NOTAS LITÚRGICAS
1. El año litúrgico
Sabemos que el año Litúrgico es el período cíclico anual durante el cual
la Iglesia celebra la historia de la salvación realizada en y por Cristo a la que
distribuye en festividades y ciclos menores. El año comienza el primer domingo del
adviento (el más cercano al 30 de noviembre), se centra en el misterio pascual,
termina con la fiesta de Cristo Rey y se basa en la estructura semanal, cuyo eje lo
constituye el “Día del Seor” o Domingo.
Su organización anual es sencilla: el primer gran Ciclo, el de la Navidad,
comprende un período, de preparación llamado Adviento (cuatro semanas). A este
lo sigue el período de la Navidad propiamente tal, que concluye con la Epifanía.
El segundo ciclo, el principal, es el de la Pascua. Lo prepara la Cuaresma
(cuarenta días). Lo sigue un período de cincuenta días (Pentecostés), y lo concluye
la solemnidad del mismo nombre.
En el centro de cada uno de estos dos ciclos están las festividades por
excelencia: el triduo pascual (de la celebración vespertina del jueves Santo hasta la
Vigilia pascual: nacimiento para la gloria) y la Vigilia de la Navidad (nacimiento para
la tierra). Ambos momentos y eventos se celebran por la noche y evocan la
salvación de Dios, desde la oscuridad que envuelve al hombre.
El resto del ao litúrgico se llama “Tiempo ordinario” o “Tiempo durante el
ao”. Se desarrolla entre los dos ciclos anteriores y puede durar hasta 34 semanas.
Durante el Año litúrgico se celebran varias fiestas del Señor (Santísima Trinidad,
Anuncio del nacimiento de Cristo, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Corpus
Christi, Transfiguración, Sagrado Corazón de Jesús), objetos de la redención (la
Cruz y la Preciosísima Sangre); de María (Maternidad divina, Asunción, Natividad,
Inmaculada Concepción) y otras regionales y devocionales (bajo diversas
advocaciones como las del Carmen, Virgen de Guadalupe, Lourdes, Fátima, La
Merced); y las memorias de los Santos , ejemplos de vida cristiana (entre las que
destacan las fiestas de Juan Bautista, José, Pedro y Pablo): apóstoles, mártires,
confesores, Padres de la Iglesia, Doctores de la Iglesia, Fundadores de institutos
religiosos, laicos, misioneros y ascetas.
El año litúrgico de la Iglesia se presta para la formación de la
comunidad cristiana en los terrenos bíblico, teológico, litúrgico, misionero y
espiritual. Existen actualmente tres cielos (A, B, C,) y un doble leccionario (I y II,
según el año par o impar) en los que se lee y medita toda la Escritura o Biblia. De
este modo, los fieles cristianos, se alimentan de la Sagrada Escritura y de los
Sacramentos durante todo el Año Litúrgico.
2. ¿Qué es la Liturgia?
La palabra Liturgia es griega, viene de leiturgía, “servicio público”, que
provendría de leitos, “popular” y de ergon, “acción, obra”. De ahí el significado de
obra, función, ministerio público. Algunos prefieren derivarlo de litai, “oracin,
súplica”, de donde los latinos formaron el verbo litare, que significa orar y
sacrificar.
La Liturgia es la actualización de los hechos de salvación: es Dios hecho
presente en Cristo para nosotros. Todo acto litúrgico es un ayer que se hace
presente hoy y anuncia el mañana. La Liturgia como acontecimiento salvador, hace
presentes hechos pasados y anuncia realidades futuras, más plenas de salvación 1 .
Estos hechos de la salvación se repiten continuamente como un círculo cerrado,
aunque con ritmos distintos.
“En el círculo del año se desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la
Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de dicha
esperanza y venida del Seor” 2 . Cada año es como si Cristo volviera a anunciarse, a
nacer, padecer, morir, resucitar y enviar su Espíritu.
En resumen podemos decir que la Liturgia es:
El misterio de Cristo y memorial del hecho pasado, hecho presente bajo
signos sensibles.
Es el misterio de la Iglesia, que en torno a la Eucaristía crece y mantiene
su unidad.
Es un acto de culto comunitario y exige la participación activa de la
comunidad.
3. Características del Ciclo Anual
El Adviento tiene un doble sentido: de espera de la vuelta del Señor (los tres
primeros domingos) y de preparación para Navidad (domingo cuarto). Han sido
enriquecidos los tiempos de Adviento y Pascua con Misas propias cada día. Y
reestructurados los domingos.
La fiesta de Pentecostés no es un ciclo de Pascua, sino la conclusión del
tiempo pascual. Ha sido revalorizado el ciclo temporal sobre el santoral, sobre todo
1 Cfr. SC 6. 7. 47. 102
2 SC, 102
en los tiempos fuertes. Y los Santos son más representativos de la Iglesia universal
de todos los tiempos. Es más marcado el sentido penitencial y bautismal de la
Cuaresma, como preparación para la Pascua. Se da mayor importancia a la Palabra
de Dios, con tres lecturas los domingos y fiestas, y con lecturas diferentes para los
tres ciclos anuales.
El centro de todo el ciclo anual es el Triduo Pascual, en el que se celebra el
misterio fundamental de la Pasión-Muerte-Resurrección de Cristo. La celebración
central es la de la Vigilia Pascual, con la que se da principio al período pascual.
4. Palabra y sacramento
La doble misión de Cristo y de la Iglesia consiste en anunciar (Palabra) y
realizar (Sacramento) la salvación 3 . La primera fase de la Palabra es la
Evangelización dirigida a los paganos. Esta no es liturgia. La segunda fase es la
catequesis, que tampoco es liturgia. Y hay Catequesis litúrgica y Homilía, que es
una explicación a partir de los textos litúrgicos.
La Liturgia de la Palabra se ordena a la Liturgia sacramental. Todo
sacramento va acompañado de una palabra sacramental, que no sólo significa, sino
que realiza lo que significa; es eficaz siempre.
5. La homilía
Es una parte importante de la Liturgia de la Palabra que expone, “a partir de
los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana” 4 ,
“teniendo en cuenta el misterio que se celebra y las necesidades particulares de los
oyentes” 5 . La Homilía se compone, pues, de tres elementos esenciales:
- Un tema bíblico: explicación de la doctrina revelada a partir de los textos
leídos.
- Problemas de vida: La vida del hombre cambia y cada época tiene sus
problemas. Hay que conocer a los hombres de hoy para poder iluminar con la
Homilía sus problemas desde la Palabra de Dios.
- Una relación sacramental: La Homilía debe hacer penetrar a los fieles en el
significado de los ritos y en el corazón del misterio sacramental. La Homilía conduce
así a las realidades escondidas en el encuentro sacramental con Cristo, que actúa
interiormente.
6. Modo de predicar la homilía
3 SC, 5-6
4 SC, 52
5 Instr. 54
El predicador ha de esforzarse porque la Palabra de Dios resulte viva, activa
y atractiva para su auditorio. Por eso, creemos que el sacerdote que celebra la
santa Misa ha de proceder del siguiente modo:
1) En la introducción, al comienzo de la santa Misa, ha de dirigir la atención
al tema de la Misa, que obviamente está basado en las lecturas.
2) Cada lectura debería introducirse con un resumen o brevísimo comentario
del texto, esbozando el motivo de figurar dicho pasaje en la Misa.
3) El Evangelio será explicado y aplicado de modo rápido y breve a la
situación pastoral.
Las Homilías han de relacionarse directamente con los textos bíblicos, que
han de ser el alimento y la norma de nuestra fe.
Si nosotros insistimos en los temas bíblico-teológicos es porque creemos que
esto será lo que más sirva a los predicadores y pastores de almas, que disponen de
poco tiempo para estudiarlos por sí mismos. Generalmente, los sacerdotes al
predicar la Homilía, se dejan llevar por otros temas que a veces no tienen relación
alguna con las lecturas de la Misa, que están celebrando. Esto creo que va contra la
intención de la Liturgia y de la Iglesia.
7. Estructuración del Año Litúrgico
La reestructuración del Año Litúrgico en tres Ciclos: A, B, C, nos manifiesta la
multiplicación de los textos ofrecidos tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento. De hecho, la primera lectura ordinariamente es del Antiguo
Testamento, la segunda del Nuevo Testamento, y la tercera es el Evangelio. La
primera lectura es considerada como preparación e introducción a la revelación de
Cristo; la segunda, en cambio, como continuación y profundización del mensaje de
Cristo. El Evangelio es la meta a la que mira la primera lectura del Antiguo
Testamento; y, al mismo tiempo, es el punto de partida de la explicación que se
hará de la segunda lectura del NT.
Cristo es, en el Antiguo Testamento, el punto focal en el que se recogen
todos los rayos para encenderse y dar vida. Desde este punto focal parten después
los rayos que se reflejan de mil modos en el mundo de la fe del Nuevo Testamento.
En Cristo, la Biblia entera se convierte en una unidad orgánica inseparable.
De este organismo no se puede separar una parte sin herir el entero organismo. El
Antiguo Testamento no está completo sin el Nuevo Testamento; y el Nuevo
Testamento, del mismo modo que el fruto es parte integrante del árbol, es parte
integrante y explicativa del Antiguo Testamento.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)