Domingo Quinto de Cuaresma, Ciclo A
Ez 37,12-14; Sal 129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8;
Rom 8,8-11; Jn 11,1-45
Cristo es la resurrección y la vida
Los tres momentos de la fe -conversión, iluminación, comunión- quedan
claramente destacados a través de los tres domingos de escrutinios. La
samaritana es, sobre todo, conversión; el ciego de nacimiento es iluminación; la
resurrección de Lázaro destaca la vida nueva que nos viene de la comunión con el
Señor muerto y resucitado. A dos semanas de la Pascua se va intensificando
nuestra preparación, y la atención se centra cada vez más en la persona de Cristo
que camina decidido hacia su Pascua, hacia la Cruz y la Gloria. La resurrección de
Lázaro es como un preludio de la cruz y de la resurrección de Cristo, en el que se
cumple la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.
En realidad, el Evangelio de la Misa de hoy es un anuncio de esperanza: al
realizar el milagro de la resurrección de Lázaro en Betania, Jesús hace una
solemne proclamación de Sí, que ha dado a generaciones y generaciones de
cristianos, a través de los siglos, esperanza no falaz, más aún, firmísima certeza.
Dice el Seor a Marta, hermana de Lázaro: “Yo soy la resurreccin y la vida: el
que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no
morirá para siempre” (Jn. 11, 25-26) 1 ¿Crees tú esto? Podemos y debemos
responder con Marta, como una profesión de fe al que es la Vida: «Sí, Señor: yo
creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» (Jn.
11, 27) 2 .
Todos tenemos necesidad de resurrección. Nuestra vida de cristianos es un
resurgir del mal, de la enfermedad, de la muerte. Jesús hoy nos grita como a
Lázaro: “Ven afuera” (Jn. 11, 43). Sal fuera de tu enfermedad física y moral, de
tu indiferencia, de tu pereza, de tu egoísmo y del desorden en que vives. Sal
fuera de tu desesperación y de tu inquietud, porque ha llegado el tiempo de la
salvacin, en el que “yo los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío... les infundiré
mi espíritu y vivirán” (cfr. Ez. 37, 12-14)3. “Yo soy... la vida” (Jn 14, 6). Jesús
“es la vida” porque es verdadero Dios; y Él puede y quiere hacernos partícipes de
su vida; “Él es el pan de la vida” (cfr. Jn 6, 35. 48), “el pan vivo bajado del cielo”
(Jn 6, 51)4. “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo
1 Cfr. JUAN PABLO II, En el hospital de los Hermanos de S. Juan de Dios, en la Isla Tiberina (5-IV-1981)
2 Cfr. Ibidem
3 Cfr. Ibidem
4 Cfr. Audiencia general (9-IX-1987)
resucitaré el último día... como yo vivo por el Padre, así también el que me come
vivirá por mí” (Jn 6, 56-57). En efecto, Él se nos da como alimento para nuestro
camino cada vez que comulgamos, pero el hecho es que no queremos la vida…No
valoramos el vivir ahora en su vida, ni nuestro común destino eterno con Él…
Dios tiene para nosotros un proyecto. No vivamos según la carne, según las
solas fuerzas humanas y según criterios y mentalidad meramente mundanos,
vivamos en el Espíritu, según los criterios de Dios. Hay muchos vivientes que
andan como muertos, porque les falta el Espíritu que da la verdadera vida. El
mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos, está dispuesto a
resucitarnos también a nosotros.
Este es el Objetivo de cada Pascua, que estamos muy cerca de celebrar,
hacer nuestra la nueva vida de Resucitado. Oponerse al Resucitado, a tener su
energía, su novedad, su libertad, su alegría, su vida es una locura: como la
samaritana descubramos la fuente verdadera de la vida donde se saciaría nuestra
alma; estamos ciegos, dejémonos iluminar por el que es la Luz, como el hombre
del Domingo; si estamos muertos y sepultados como Lázaro, escuchemos la voz
imperiosa del Señor de la vida, que nos dice: ¡sal fuera! Hoy, Jesús, nos exige
salir fuera del sepulcro, y dejar la rigidez, el inmovilismo, la frialdad, y la
esclavitud del pecado, para vivir como resucitados; como hijos de la Luz.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)