Domingo de la resurrección del Señor
Hech 10,34a.37-43; Sal 117,1-2. 16ab-17. 22-23;
Este domingo es el tercer día del Triduo Pascual, que ha tenido en la Vigilia su
punto culminante y, a la vez, el primer día de la Cincuentena Pascual, las siete
semanas de celebración de la Pascua, que concluirá con Pentecostés, el nombre
griego del "día quincuagésimo".
Pascua es el día que hizo el Señor, el día grande, la solemnidad de las
solemnidades, el día rey, el día primero, día sin noche, tiempo sin tiempo, edad
definitiva, primavera de primaveras... pasión inusitada. La Resurrección es la
verdad fundamental del cristianismo y el motivo y garantía de nuestra esperanza.
Pedro y el otro discípulo, con un testimonio muy personal, confiesan que hasta
entonces no habían entendido el sentido de la muerte y de la resurrección del
Señor. Ahora, al encontrar la tumba vacía tal como las mujeres les han anunciado,
es cuando llegan a la fe; es decir, cuando no lo ven es cuando creen. El Señor ha
realizado el "paso" de Muerte a Vida. Ellos también realizan el "paso" por la fe. Ya
no se quedan bloqueados en el escándalo del Viernes Santo, sino que descubren
como Dios les abre un horizonte de vida insospechado, y la vida que habían
compartido con Jesús ahora toma un nuevo sentido: nosotros somos testigos de
todo lo que hizo... dice Pedro en la primera lectura. Han quedado verdaderamente
transformados por la Pascua del Señor. También ellos han realizado el "paso" a la
fe y pasan a ser hombres nuevos.
Ahora se tornan "misioneros" de esta Buena Nueva: ¡El Señor ha resucitado! El
libro de los Hechos de los Apóstoles es el libro de la misión, del anuncio de la
resurrección, de la vida nueva de los hombres nuevos que forman la Iglesia. Es el
libro de los testigos. También hoy debemos seguir escribiendo páginas de este
libro con la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia que encuentra su
fuente en la Resurrección del Señor que celebramos y que da sentido a nuestra
vida.
Creer en la resurrección de Cristo nos lleva a creer que ya ahora vivimos esta
nueva vida, resucitada, gracias al Bautismo que hemos recibido. Por él nos ha
llegado la fuerza de la resurrección, nos han llegado los bienes de arriba. La
Pascua nos invita a renovar nuestro Bautismo.
“El primer día de la semana" fue María Magdalena al sepulcro. Todos los
evangelios nos presentan la resurrección el "primer día de la semana". En la tarde
del "primer día de la semana" los discípulos de Emaús reconocen a
Jesucristo resucitado en la "fracción del pan". Y el "primer día de la semana" se
reúne la comunidad cristiana para escuchar la palabra del Resucitado y hacer la
fracción del pan, la Eucaristía. De ahí la importancia de la celebración de la
Eucaristía del domingo. No es una ley, no es un mandamiento. Es una necesidad
para el cristiano. Tenemos necesidad de encontrarnos, reunirnos, somos la
comunidad de Cristo Resucitado. Y tenemos necesidad de escuchar su Palabra, su
"Buena Noticia gozosa". Esa Palabra que se hace Pan, "carne para la vida
del mundo". Y esa Palabra es luz y alimento para que a lo largo de la semana
intentemos hacer las obras que el Padre quiere, en favor de nuestros hermanos
los hombres. Obras concretas, como Jesús hizo.
Sal 117/POEMA : Este es el día en que actuó el Señor, que sea un día de gozo y
de alegría. Este es el día en que, vencida la muerte, Cristo sale vivo y victorioso
del sepulcro. Este es el día que lava las culpas y devuelve la inocencia, el día que
destierra los temores y hace renacer la esperanza, el día que pone fin al odio y
fomenta la concordia, el día en que actuó el Señor, que sea un día de gozo y de
alegría. Hoy, Señor, cantamos tu victoria, celebramos tu misericordia y tu ternura,
admiramos tu poder y tu grandeza, proclamamos tu bondad y tu providencia. Que
sea para nosotros el gran día, que saltemos de gozo y de alegría, que no se
aparte nunca de nuestra memoria y que sea el comienzo de una vida de
esperanza, de amor y de justicia.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)