Domingo Segundo de Pascua, Ciclo A
Hech 2,42-47; Sal 117,2-4. 13-15. 22-24; 1Pe 1,3-9; Jn 20,19-31
Sentido originario de nuestro Domingo
Las apariciones del Señor resucitado a sus apóstoles empiezan se dan cada ocho
días, en primer día de la semana, el domingo, que ha quedado consagrado desde
el inicio, como día del Señor, el día pascual en que la comunidad de la Iglesia se
reúne convocada por su Señor. En efecto, en el Evangelio hemos escuchado que
Jesús se aparece de ocho en ocho días. El día del Señor es el día en que
celebramos la fe pascual alrededor de Jesús resucitado. La resurrección de Jesús
es el dato originario en el que se fundamenta la fe cristiana (cf. 1 Co 15,14).
Las apariciones del resucitado explican el sentido y origen de nuestro domingo:
«la Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la
resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día de la
resurrección. Este es, pues, el sentido originario de nuestro domingo: como
memoria y presencia del Resucitado en medio de los suyos; como el día de la
Resurrección.
Cada ocho días Jesús se hace presente entre nosotros, de la misma forma como
nos narra san Juan la aparición del Resucitado a los discípulos, de ocho en ocho
días. Jesús se presenta entre nosotros como mensajero de paz y de reconciliación.
El episodio de Tomás quiere animar la fe de todos aquellos que no vieron
directamente al Señor; el mensaje es claro: sólo la fe permite ver y entender la
presencia del Resucitado en medio de su Iglesia.
El domingo es por excelencia el día de la fe . En él el Espíritu Santo, «memoria» viva
de la Iglesia (cf. Jn 14, 26). En realidad, estas manifestaciones del Resucitado, se
renuevan en el «hoy» de cada uno de nosotros; hoy nos sentimos interpelados
como el apóstol Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y
métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente» ( Jn 20, 27). Sí, el
domingo es el día de la fe 1 .
Al mismo tiempo, hoy, se nos lleva a contemplar lo que es la Iglesia en torno a
Jesús resucitado; lo que es la Iglesia desde su origen, cómo se ha vivido el Día del
señor desde tiempo inmemorial: todos los hermanos acudían asiduamente a
escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivían en comunión fraterna y se
congregaban para orar en común y celebrar la fracción del pan. Por eso, toda la
gente los estimaba, porque vivían unidos y compartían todos los bienes, sin nada
propio, sin indigencia, atendiendo las necesidades de cada uno. Estos son los
frutos, que derivan del encuentro comunitario con el Resucitado.
1 Dies domine 29
Que todo esto nos ayude a recuperar el sentido y la importancia del domingo:
quienes hemos recibido la gracia de creer en el Señor resucitado podemos descubrir
el significado de este día semanal con la emoción vibrante que hacía decir a san
Jerónimo: «El domingo es el día de la resurrección; es el día de los cristianos; es
nuestro día». Ésta es efectivamente para los cristianos la «fiesta primordial»: «Éste
es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo», hoy en el
tiempo y luego en la eternidad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)