Domingo Noveno del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Deut 11,18.26-28; Sal 30,2-3a. 3bc-4. 17 y 25;
Rom 3,21-25. 28; Mt 7,21-27
Ya pasadas las Fiestas de la Resurrección del Señor, su Ascensión gloriosa a los
Cielos y la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés y, habiendo celebrado el
domingo pasado la Fiesta de la Santísima Trinidad, retomamos nuevamente el
llamado “Tiempo Ordinario” de la Liturgia, que continúa desde ahora hasta el
Adviento, cuando comenzará nuevamente el Año Litúrgico al iniciar nuestra
preparación para el Nacimiento del Dios-Hombre. Es así como durante este tiempo,
que está caracterizado por la influencia del Espíritu Santo, la Liturgia de la Iglesia
nos presenta una serie de lecturas que nos permiten ir detallando y profundizando
mejor las enseñanzas de Jesucristo.
Las Lecturas de este Domingo nos invitan nuevamente a tomar muy en serio el
cumplimiento de la Voluntad de Dios: “entrará al Reino de los Cielos el que cumpla
la Voluntad de mi Padre que está en los cielos” . También, la Primera Lectura, nos
dice: “He aquí que pongo delante de ustedes la bendición y la maldición. La
bendición, si obedecen los mandamientos del Señor su Dios... la maldición, si no
obedecen... y se apartan del camino... para ir en pos de otros dioses que ustedes
no conocen”.
En el Evangelio (Mt. 7, 21-27) Jesús contrasta el cumplimiento de la Voluntad del
Padre con la oracin vacía e hipcrita: “No todo el que diga „Seor, Seor‟ entrará
en el Reino de los Cielos”. Aquí se recrimina al verbalismo religioso y a la vana
pretensión de hacer de la fe algo fácil y admirable, pero que no termina en una
práctica consecuente. Por tanto, Jesús nos pide buscar caminos concretos de
obediencia, una vida cristiana enraizada en el hacer diario. El verdadero profeta, el
verdadero creyente, se distingue por su estilo de vida. Todo profeta que enseña la
verdad sin ponerla en práctica es un falso profeta.
Jesús nos pide que seamos personas sabias: construir nuestra casa-vida cristiana-
sobre roca. Porque lo que se construye en la arena se cae a la primera acción de las
lluvias, de las corrientes y de los vientos. La casa construida en la roca, firmemente
cimentada en la roca, es construir sobre Cristo: sobre su persona, su vida y
doctrina. Es hacer su Voluntad. En efecto, ser sabio, es creer sin olvidarse de
obedecer. Así, la sabiduría se expresa en la acción: el hombre construye su vida,
practicando lo que ha escuchado, lo mismo que construye una casa.
El hombre sabio se opone al insensato. La insensatez consiste en escuchar y no
practicar. Se ha percibido el valor de las palabras de Jesús e incluso se deleita
espiritualmente en ellas. Pero de ahí no pasa. Este tal está condenado a su propia
esterilidad. Es preciso tener siempre en cuenta que todo, incluida la actividad
cristiana, proviene del don de Dios (Cfr 2ª. lectura). La actualidad de las palabras
de Jesús nos mueve a vivir en la semana la celebración del domingo en la vida
diaria.
La respuesta que Jesús espera de sus discípulos no tiene que ver nada con las
“frmulas” y la simple confesin de boca, nada con los rezos rutinarios y el tráfico
de un culto vacío. Lo que Jesús espera es que respondamos cumpliendo la voluntad
del Padre, que esto es lo que ha venido a enseñarnos. El es el Maestro; no un
maestro que ensea “verdades” y simple teoría, sino el Maestro que se
compromete y nos compromete en la “praxis”. El es el Maestro y el método, el
camino; él es también la Verdad hecha carne. Jesús ha venido al mundo para
cumplir la voluntad del Padre, y esto es lo que espera de nosotros y lo que
debemos hacer si queremos entrar con Él en el reinado de Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)