"Tú eres el Mesías de Dios"
Lc 9, 18-22
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. PASÓ LA NOCHE ORANDO EN EL MONTE
Lo primero que debemos observar en este relato, es que Lucas dice que Jesús estaba
orando solo. En los Evangelio leemos que en muchas ocasiones Jesús ora, y siempre antes
de los acontecimientos más importantes de su vida, es así como lo hizo cuando Juan lo
bautiza o cuando pasó la noche orando en el monte antes de elegir a los Apóstoles, en la
transfiguración, en el Huerto de los Olivos, y en especial en la cruz, y pidiendo perdón por
los que no saben lo que hacen. Como lo hizo Jesús, debemos orar y siempre.
2. "¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO?".
Luego Jesús le pregunta a sus discípulos, "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la
gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta
primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?
El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de
Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron
eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el
mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo
dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían
que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (Lc 9:7).
Para otros, Jesús era Elías. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para
diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no
había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías.
3. PARA MUCHOS ERA ALGÚN PROFETA DE LOS ANTIGUOS
Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los
antiguos, que ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en
la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).
No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el
que El fuese o pudiese ser el Mesías.
Después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para
preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos
años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un
momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento de todo
por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus
apóstoles.
4. ESTO SUCEDE PORQUE NO CONOCEMOS BIEN A JESÚS.
Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la
respuesta que le dirigió Pedro cuando tomó la palabra y dijo: El Mesías de Dios.
La presencia de Jesús era alabada por algunos y cuestionada por otros. Nos preguntamos
¿Por que será que la presencia de Jesús era cuestionada?, o ¿Por qué se sigue
cuestionando hoy a Jesús?, la respuesta de ayer y de hoy es una sola, la presencia de
Jesús hace debatir al mundo.
Tenemos que reconocer que Jesús es un interrogante, así se nos plantea frente a muchas
realidades de nuestra vida, y ante eso reaccionamos de muy distintas formas,
especialmente cuando vemos que el Evangelio nos contradice a ciertas respuestas que
nosotros creemos que deben ser así, y esto sucede porque no conocemos bien a Jesús. En
efecto, conocer a Jesús en forma intima, para algunos resulta difícil, y para otros es muy
fácil.
El que quiera descubrir, encontrar y hallar a Jesús, tiene que hacerlo con mucha fe, solo así
puede ser capaz de penetrar en el profundo misterio que encierra Jesús.
5. "TÚ ERES EL MESÍAS DE DIOS"
“Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro, tomando la palabra,
respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”.Se le llama Mesías, a la persona en quien se ha
puesto una confianza absoluta y de quien se espera la solución de todos los problemas. El
nombre de Mesías proviene del hebreo mashiah este significa ungido, para indicar el
carácter de su dignidad, así es como este término se le aplicaba al rey de Israel, que era
ungido con aceite, de este modo, se destacaba su investidura, como fue aplicado a el rey
David y a su dinastía. Sin embargo nosotros utilizamos Cristo, porque en la traducción al
griego fue Cristos y de esa forma paso al latín como Chistus.
En Jesús, se cumplen las esperanzas mesiánicas de Israel, los judíos lo sabían, En
Zacarías 4, 14 leemos: Y él dijo: “Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que
Están delante del Señor de toda la tierra. El Edificará el templo de Dios. Tendrá gloria, se
Sentará en su trono y Gobernará. Habrá un sacerdote junto a su trono, y Habrá consejo de
paz entre ambos.”
En san Lucas, 4, 16-21, leemos: Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a
la sinagoga, como era su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, y le pasaron el
libro del profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los
pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para
despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Jesús entonces
enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los
ojos fijos en él. Y empezó a decirles: “Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas
palabras proféticas”.
Unidos los que profetizo Zacarías, el Evangelio de san Lucas y las Profecías de Isaías, el
Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente el Reino, debía ser ungido por el
Espíritu del Señor, como rey, sacerdote y profeta.
6. EL HIJO DEL HOMBRE DEBE SUFRIR MUCHO
Jesús le dijo: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los
sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Jesús paso frente a muchas personas que no se dieron cuenta quien era, y cuando
comenzó a darse a conocer, sufrió todo tipo de contradicciones, fue perseguido, azotado,
humillado, extendió sus brazos sobre la cruz y fue sepultado, pero no todo terminó en el
sepulcro, porque resucitó al tercer día.
Jesucristo fue destinado a morir por lo hombres pero al mismo tiempo a resucitar por todos
los hombres y la obra y misión de Jesús no terminó ahí, el resucito triunfante e inició una
vida gloriosa y celestial.
Nuestra vida debe proyectarse a la salvación, a nuestra resurrección y glorificación con
Cristo, en Cristo y por Cristo.
El Señor les Bendiga