Jesucristo Rey del universo, Ciclo A
Ez 34, 11-12. 15-17; Sal 22,1-2a. 2b-3. 5-6;
1 Co 15, 20-26a. 28; Mt 25, 31-46
Además de este evangelio del “juicio final, en el que aparece el Seor como
“Rey”, la liturgia de hoy nos propone la profecía de Ezequiel, con la que Dios se
ofrece él mismo a “buscar a sus ovejas” para que tengan vida, para curar a las
enfermas, para apacentarlas “como es debido”, Y acaba diciendo -y esto nos
pone en dirección del evangelio-: “Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre
carnero y macho cabrío”.
El salmo 22 es una respuesta adecuada a esta página profética. Con el
salmista hemos expresado nuestra confianza en “el Seor” que nos conduce a
vivir en su casa “por aos sin término”.
La segunda lectura, de la primera carta a los Corintios, es un fragmento
escogido en función de la temática de este domingo. Pablo nos anuncia la
Resurreccin de Cristo. Y afirma que devolverá “a Dios Padre su reino”, y “así
Dios lo será todo para todos”.
Ahora podemos contemplar mejor nuestra fiesta, la fiesta de Cristo Rey, con
la que culminación el año litúrgico.
El título propio de Jesús en el Nuevo testamento es el de Rey y Seor…Él no
vino a dominar, sino a amar y a servir. Él no tiene soldados, ejércitos ni policías;
tiene tan sólo la pobreza por defensa y el amor del Padre del cielo. Es el rey del
amor.
Así lo acabamos de recordar en este magnífico fragmento del capítulo 25 del
evangelio según san Mateo: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creacin del mundo”. Slo tiene un lugar
reservado en el Reino definitivo aquellos que han amado, aquellos que han vivido
la caridad: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis
humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”... Queda claro que si queremos formar
parte del Reino de Dios hemos de seguir el camino que Jesús nos propone. Y,
además, es tan enorme y precioso el amor a los más necesitados que Jesús
mismo se identifica con ellos, al decir: “conmigo lo hicisteis”.
Basta con observar a nuestro entorno: nuestra familia en la que vivimos…,
aquellas personas con las que me cruzo a diario. Basta con observar la realidad y
fijarnos en los demás. Y descubrir a las personas necesitadas... Todos y todas
son hermanos y hermanas... Y los más necesitados, son los predilectos de Jesús,
son Jesús mismo.
Necesitamos tener una mirada evangélica para poder vivir y trabajar ya desde
ahora en el Reino de Dios y para el Reino. El mensaje de Jesús es muy claro y
fácil de entender. Pero difícil de vivir. Y Jesús nos invita, nunca obliga. Él quiere
que libremente le sigamos, él quiere nuestro corazón. Él nos presenta todos
estos objetivos y nos invita a reconocerlo y a amarlo en los hermanos y
hermanas.
Esta Eucaristía en la fiesta de Cristo Rey nos ha de reafirmar en la opción que
hemos elegido. Estamos contentos de creer, de tenerle a él como único y
excepcional guía. De nuevo le vamos a recibir hoy en la comunión. Digámosle
entonces que le amamos y que deseamos seguirle siempre. Hagámosle entrega,
de nuevo, y con mayor convicción que nunca, de nuestro corazón.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)