Da la vida por amor.
17/09/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15
En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando
por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:
«Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron
en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en
terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron
entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena,
crecieron y produjeron el ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos
para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esta parábola?». Y Él les
respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del
Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas para que viendo no vean
y oyendo no entiendan .
La parábola significa esto: la semilla es la Palabra de Dios. Lo que cayó en el
camino representa a los que escuchan la Palabra, pero luego viene el diablo y se la
lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven. Lo que cayó en terreno
pedregoso representa a los que, al escuchar la Palabra, la reciben con alegría, pero
no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la
prueba, fallan. Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la Palabra,
pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto.
Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la Palabra, la conservan
en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia». Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Padre mío, quiero tener un corazón bueno y bien dispuesto para ser esa tierra
buena que acoja tu semilla y la haga fructificar. Los afanes, dificultades y
distracciones de la vida ordinaria pueden ahogar fácilmente esta semilla, por ello te
pido humildemente que tu gracia la riegue y fertilice en esta meditación.
Petición
Jesús, concede que la semilla de tu gracia crezca y dé muchos frutos para la
misión.
Meditación
«Jesús habló de un sembrador, que esparce su semilla en el campo del mundo,
explicando después que la semilla es su Palabra y son sus curaciones: ciertamente
poco, si se compara con las enormes carencias y dificultades de la realidad
cotidiana. Y, sin embargo, en la semilla está presente el futuro, porque la semilla
lleva consigo el pan del mañana, la vida del mañana. La semilla parece que no es
casi nada, pero es la presencia del futuro, es la promesa que ya hoy está presente;
cuando cae en tierra buena da una cosecha del treinta, el sesenta y hasta el ciento
por uno.
Amigos míos, vosotros sois una semilla que Dios ha sembrado en la tierra, que
encierra en su interior una fuerza de lo Alto, la fuerza del Espíritu Santo. No
obstante, para que la promesa de vida se convierta en fruto, el único camino
posible es dar la vida por amor, es morir por amor» (Benedicto XVI, 21 de marzo
de 2009).
Reflexión apostólica
«San Pablo compara la vida del cristiano con un entrenamiento para conquistar el
triunfo en el estadio. Y él mismo confiesa que se esfuerza no como quien da golpes
al viento, sino que domina su cuerpo y lo somete a servidumbre para no ser
descalificado. Así la abnegación aparece no como un fin, sino como un medio
necesario para alcanzar el fin: el crecimiento en la santidad personal y la extensión
del Reino de Cristo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 116).
Propósito
Preguntarme qué puedo hacer para hacer fructificar mi fe y la de mi familia.
Diálogo con Cristo
Qué fácilmente me olvido de la semilla de gracia que sembraste en mí el día de mi
bautismo. Ayúdame a aprender la lección del Evangelio y dame la fuerza para saber
renunciar a todo lo que me aparte del fruto que mi semilla puede y debe dar. Que
sepa renunciar a mi egoísmo y a todo aquello que constituya un obstáculo para
amarte mejor a Ti y a los demás.
«Tú eres un instrumento de Dios y el único que fecunda la semilla que tú tires es el
Espíritu Santo»
( Cristo al centro, n. 106).