PASCUA
El tiempo pascual comienza con la celebración del Triduo Pascual, y se
prolonga con los “domingos de Pascua”. El Triduo Pascual ya no pertenece a la
cuaresma, sino que es una especie de introducción teológico-litúrgica al Tiempo de
Pascua. El Misterio Pascual es el Misterio de la humillación (Kénosis) de Cristo y de
su exaltación gloriosa (Lc 24, 26).
En el Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo, y Sábado Santo)
contemplamos a Jesús que a través de la Pasión llega a la meta de la Resurrección
y Exaltación. Por eso, la teología de la Cruz y la teología de la gloria están entre sí
coordinadas. Lo mismo que en la predicación los Apóstoles lograron superar el
escándalo de la Cruz recurriendo a la Resurrección del Señor, así también el Viernes
Santo litúrgico mira ya a la gloria de la Resurrección. Y, al mismo tiempo, en la
Solemnidad de la Resurrección, debe permanecer siempre vivo el recuerdo de la
Pasión, porque el Resucitado ha querido conservar las llagas transfiguradas de su
Pasión y de su Muerte.
Por otra parte, en los tres ciclos del año litúrgico, el Viernes Santo tiene el
relato de la Pasión de Juan 18, 1-19, 42, en el cual la imagen de Cristo Rey
resplandece con gran esplendor, ofreciendo un puente teológico que combina la
teología de la Cruz con la de la Resurrección.
En las “segundas” lecturas, todas del NT, la más usada es la 1 Jn (seis
veces). La 1Cor es empleada 2 veces, lo mismo que la epístola a los Romanos y a
los Hebreos. Las cartas a los Ef y a los Col se leen una sola vez cada una.
Entre los Evangelios, tiene la primacía el de Jn (9 veces); Mc que da la
impronta al Año litúrgico B, es usado tres veces; Mt y Lc una sola vez cada uno. Se
acentúa mucho la expectación del Espíritu Santo en el período entre la Ascensión
del Señor y Pentecostés.
La mayoría de las lecturas del Tiempo de Pascua están tomadas de tres libros
del NT: de los Hechos de los Apóstoles, de la 1 Jn y del Evangelio de Juan. Una de
las características de las lecturas de Pascua es el pluralismo teológico. Además, el
hecho de que los Actos de los Apóstoles, y, sobre todo, los escritos de Juan, hayan
sido compuestos en los últimos decenios del siglo I, parece advertirse la intención
de presentar el mensaje pascual en una forma ya más pensada y madura.
Se echa de menos que el kerigma de la Resurrección más antiguo: 1 Cor 15,
3-8 (del año 57 d. C.), haya sido excluido de las lecturas de todo el tiempo de
Pascua. Su puesto hubiera podido ser el de la noche de Pascua.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)