Domingo cuarto de Pascua, Ciclo B
Hech 4,8-12; Sal 117,1 y 8-9. 21-23. 26 y 28cd y 29;
1Jn 3,1-2; Jn 10,11-18
Ya sabemos que la Biblia llama, con frecuencia, pastores a los dirigentes. Jesús
aplica esta expresión, por otra parte tan popular, a su misión, y se considera el
Buen Pastor. Así de claro y contundente. Y señala las condiciones del buen pastor:
dar la vida por las ovejas, si es necesario; conocerlas bien, vivir entre ellas y
participar de sus problemas; y preocuparse especialmente de las que están fuera
del redil. Son tres grandes principios de toda pastoral.
Dar la vida por las ovejas es la suprema muestra de amor. Jesús lo hizo y por
eso es el buen pastor. Lo contrario es vivir de las ovejas, aprovecharse del puesto y
convertir en poder y dominio lo que debe ser responsabilidad y servicio. En este
sentido es muy claro el Evangelio cuando dice que entre nosotros los responsables
no dominen al pueblo como suelen hacer los que mandan (Lc 22, 25-26). Y Pedro
nos dice: "Apacentad el rebaño de Dios que os ha sido confiado, no por fuerza, sino
con blandura, según Dios; ni por sórdido lucro, sino con prontitud de ánimo; no
como dominadores sobre la heredad, sino sirviendo de ejemplo al rebaño (1Pe 5,
02-03).
Conocer las ovejas. Esto exige vivir entre ellas y como ellas. Como hizo Jesús.
Sin esto es imposible conocer sus problemas e inquietudes. Y bien sabemos que
existen muchas formas, y a veces muy sutiles, de vivir aparte, al margen o por
encima. Nadie cuida al rebaño desde casa y al resguardo de cualquier viento o frío.
Hay que estar con las ovejas. Sabemos bien, por otra parte, que hay sectores
como el mundo obrero y la juventud muy alejada de la Iglesia y que nos están
pidiendo una cercanía y un esfuerzo nada común. Hace falta hoy un buen coraje
apostólico para acercarse y afrontar estos ambientes. Aquí es donde se conoce al
buen pastor.
Yo diría que Jesús tiene una pastoral personal, con un toque especial.
Recordemos la escena de los primeros discípulos tal como la describe San Juan
("venid y ved"), o la de la samaritana, o la de los de Emaús y otras. Jesús sabe
acoger a las personas en un encuentro personal e íntimo.
Individualmente o en grupo. En Jesús se da un respeto profundo a las personas
en su intimidad más honda. Y ahí empieza la cura más profunda, su método de
salvación. Es un camino delicado que trastoca las relaciones de poder y autoridad a
que somos tan propensos los hombres. Es el camino del buen pastor.
Aquí late una nueva concepción de la autoridad y de la responsabilidad y una
nueva pedagogía. Y eso del buen pastor no vale sólo para sacerdotes y obispos,
sino para educadores, padres y responsables, y también para todos en el trato con
los demás. La actitud de Jesús entraña, sin alardes teóricos, toda una pastoral.
Actualmente se insiste mucho en el cambio de las estructuras. Se repite que sin
un cambio en las estructuras las personas cambian poco, y, en general, todas las
cosas. Indudablemente esto tiene mucho de verdad y desconocerlo es cerrarse a la
eficacia, pero cuidado con pensar que la persona es una cosa entre las cosas.
Para nosotros la persona es el primer valor después de Dios y merece especial
cuidado y acogida fomentando siempre su dimensión social y comunitaria.
Comunidad y persona es algo a tener muy en cuenta en cualquier pastoral
auténtica.
Me parece muy interesante recoger aquí algunas de las cosas que ha dicho el
concilio Vaticano II sobre los pastores, sacerdotes y obispos:
-“Tengan los obispos a sus sacerdotes como hermanos y amigos, y preocúpense
cordialmente, en la medida de sus posibilidades, de su bien material, y sobre todo,
espiritual”.
-Como una gran ayuda para la tarea pastoral se destacan “la bondad de
corazón, la sinceridad, la fortaleza de alma y la constancia, la asidua preocupación
de la justicia...” “Escuchen (los presbíteros) con gusto a los seglares, considerando
fraternalmente sus deseos y aceptando su experiencia y competencia en los
diversos campos de la actividad humana, a fin de poder reconocer juntamente con
ellos los signos de los tiempos”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)