Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Is 06, 01-02a. 03-08; Sal 137,1-2a, 2bc-3. 4-5. 7c-8;
1 Co 15, 01-11; Lc 5, 1-11
La vocación universal al servicio del Reino
Jesús se autoinvita a subir a la barca de Pedro, que no se niega a prestarle
un servicio. Pero Jesús necesita más; aunque tenga a muchos dispuestos a echarle
una mano; él busca hombres que se entreguen totalmente a su obra. Oyentes no le
faltan, necesita apóstoles.
Los milagros de Jesús son otra manera suya de enseñar. Esto, pues, es
palabra de Dios para los apóstoles de todos los tiempos: Echen las redes, Pedro
obedece a pesar de que no hay ninguna esperanza de sacar nada.
“Las redes casi se rompían... serás pescador de hombres...”
Apártate de mí, que soy un hombre pecador. Temor repentino de Pedro, a
pesar de que creía conocer a Jesús. Acaba de descubrir que Dios había penetrado
en su vida íntima. Es el primer acto de fe en la persona divina de Jesús, que emplea
pecadores para salvar a los pecadores.
Lo dejaron todo y siguieron a Jesús. No era mucho lo que tenían, pero sí era
toda su vida: trabajo, familia y su pasado de pescadores.
Aunque la palabra vocación, llamada, parece exclusiva para sacerdotes y
religiosos, es palabra común. También los laicos sois llamados por Jesús, y todos
recibimos con el Bautismo el compromiso y la gracia de ser "Miembros de Cristo
Sacerdote, Profeta y Rey".
Los laicos cristianos ejercéis el sacerdocio real. Todo lo que el bautizado vive
en el trabajo, en la familia, en el descanso, en las dificultades y alegrías de la
vida... todo se puede convertir en alabanza del Padre. Todo le da gloria.
La vida entera es como una misa. El pan y el vino es todo lo que llevamos en
las manos y el corazón y todo por Jesús se convierte en consagración del mundo
(LG.34). Un cristiano nunca va a la Misa del Domingo con las manos vacías. Lleva la
vida de toda la semana.
También el laico cristiano está llamado a ser profeta. El Profeta es el
pregonero de Dios. Cristo es el Profeta por excelencia y "cumple su misión
profética, también por medio de los laicos a quienes constituye en testigos" (LG.35)
Vive su vocación de profeta la madre que enseña a rezar, el catequista, el
maestro que inspira la vida evangélica, el amigo, que da testimonio, etc. y testigos
con la palabra y la vida estamos llamados a ser todos los cristianos. La fe no es un
bien privado, es una luz que tiene que resplandecer."Ay de mi; sí no anuncio el
Evangelio", decía San Pablo. Hay areópagos, que se quedan sin palabra de Dios,
porque los laicos no la proclaman.
El Reino de Dios también es cosa de los seglares. Hay que rezar el Padre
nuestro: "Venga a nosotros tu Reino". Pero trabajar por el Reino es una tarea que
Dios la ha puesto en manos de todos nosotros. El Reino es amor, justicia, verdad,
vida... El Reino es un mundo según el corazón de Dios. El Reino pide cambio de
corazones, de estructuras, leyes... El Reino lo hace Dios, pero necesita nuestras
manos, nuestra inteligencia, nuestra entrega.
El laico vive en el mundo y es en el mundo donde esta llamado a hacer el
Reino. Esa es su misión preferente. ¡Que Santa María nos ayude a hacer mejor este
mundo, más Reino de Dios!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)