.Presentación de Jesús en el templo
2 de febrero
Presentación de la víctima u ofertorio
La fiesta de la presentación es, como hemos dicho, una fiesta de Cristo antes que
cualquier otra cosa. Es un misterio de salvación. El nombre "presentación" tiene un
contenido muy rico. Habla de ofrecimiento, sacrificio. Recuerda la auto-oblación inicial de
Cristo, palabra encarnada, cuando entró en el mundo: "Heme aquí que vengo a hacer tu
voluntad". Apunta a la vida de sacrificio y a la perfección final de esa auto-oblación en la
colina del Calvario.
Toda la vida de Cristo, desde el primer instante de su entrada en el mundo (cf Heb
10,5) hasta su consumación sobre el altar de la cruz (cf Jn 19,30), fue una ofrenda al
Padre. Pero esta ofrenda habitual tuvo dos momentos fuertes, por llamarlos así. La
presentación en el templo fue uno de ellos. Podemos y debemos repetir que existe una
relación estrecha entre la presentación en el templo y la inmolación sobre el Calvario:
aquélla fue el ofertorio; ésta la consagración del único gran sacrificio. Y en esta ofrenda e
inmolación, la Virgen está presente y operante (cf Lc 2,34-35; Jn 19,25-27).
La tradición eclesial ha reconocido todo esto e incluso ha intentado sensibilizar a los
fieles sobre su consagración bautismal. Nuestra vida de bautizados es, en efecto, toda
una consagración al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. Por esto, cuando somos
bautizados, el sacerdote-ministro, después de las palabras "Yo te bautizo en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", no añade Amén. Porque toda la vida del
cristiano debe ser un continuo Amén.
También tenemos una presentación en el templo en las fechas solemnes de nuestra
vida de bautizados: desde la primera pascua (el bautismo) hasta la última pascua
(nuestra muerte). Esta presentación se realiza de un modo particular cuando se responde
a una llamada de Cristo para seguirlo más de cerca (vocación específica). Nuestra vida
debe ser un continuo ir al encuentro de Cristo que viene como “triunfador glorioso y
definitivo” Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)