Discipulado en cuestión
La cualidad más significativa de nuestro mundo actual es la velocidad.
Adjetivos como supersónico, inmediato, ultrarrápido marcan destinos,
cualifican la eficacia. Se nos pide vivir a tono con esta exigencia. Corremos
el riesgo de perder el tren de la historia. Se nos puede calificar de
obsoletos, retardatarios. No estamos preparados para tanta información
hoy.
Aparecida dice que se trata de un período nuevo de la historia y nos pide
retornar a la escuela, ocupar nuestros bancos y abrir antenas. La primera
lección es la humildad. No lo sabemos todo. Somos aprendices. Es un
discipulado de principiantes. Nos creíamos evangelizados y el evangelio
apenas nos había llegado a los poros de la existencia.
Jesús descalifica a los autollamados ´maestros´ (tercera lectura). Se
quedaron en la letra. Se les pegó la ´cátedra´ en su piel de lobos y sus
vidas contradicen la lección. Ni maestros, ni padres, ni preceptores dicen
hoy nada si no retoman la lección que se escribe con la propia vida. Sólo
cabe el discipulado en permanente cuestionamiento.
Pablo, sobrio, austero, exigente, nos abre hoy su entraña maternal. Tiene
corazón y eso es bueno saberlo. Es el Pablo, padre verdaderamente
materno. Deja aflorar sus sentimientos. Parece matriculado en la escuela de
la vida. Discípulo que sabe decir la verdad en la letra menuda de la vida
diaria, hasta la vida misma en entrega total.
Cochabamba 30.10.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com