Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I Semana de Adviento
Sabado
Salmo 146
Alabemos al Señor, nuestro Dios . Estamos en Adviento, un camino de
alabanza en espera de Redentor. La respuesta al salmo nos motiva a elevar nuestro
corazón a Dios para disponernos a su encuentro en la actitud espiritual que debe
caracterizar este tiempo de gracia: “vigilancia en la oración” y “júbilo en la
alabanza”. De hecho, el Adviento es tiempo de espera, de conversión y de
esperanza: espera y memoria de la primera venida del Salvador, mientras nos
preparamos a su última y gloriosa venida como Señor de la historia y Juez
universal; conversión a la que nos invita la Iglesia para prepararnos dignamente a
recibir al Salvador; esperanza de que la salvación ya realizada por Cristo llegue a
todos nosotros y transforme nuestras vidas.
Con nuestra alabanza elevamos nuestro corazón a Dios, poniéndonos en la
actitud espiritual que caracteriza este tiempo de gracia: “vigilancia en la oración” y
“júbilo en la alabanza” (cf. Misal romano, Prefacio II de Adviento).
De la mano de María, consideremos el inefable amor con que Ella esperó al
Hijo; hemos de tomarla como modelo y a prepararnos, vigilantes en la oración y
jubilosos en la alabanza, para salir al encuentro del Salvador que viene: Alabemos
al Señor, nuestro Dios, no solamente con la voz, sino también con el corazón... La
voz que va dirigida a los hombres es el sonido; la voz para Dios es el afecto” (San
Agustín).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)