Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
II Semana de Adviento
Miércoles
Salmo 102
Bendice al Señor, alma mía . En la Biblia hay dos tipos de bendición,
relacionadas entre sí. Una es la bendición que viene de Dios: el Señor bendice a su
pueblo (Cfr. Nm 6, 34-27). Es una bendición eficaz, fuente de fecundidad, felicidad
y prosperidad. La otra es la que sube de la tierra al cielo. El hombre que ha gozado
de la generosidad divina bendice a Dios, alabándolo, dándole gracias
y ensalzándolo: “Bendice, alma mía, al Seor” (Sal 102, 1; 103, 1).
La bendición divina a menudo se otorga por intermedio de los sacerdotes (cf.
Nm 6, 22-23. 27; Si 50, 20-21), a través de la imposición de las manos; la
bendición humana, por el contrario, se expresa en el himno litúrgico, que la
asamblea de los fieles eleva al Señor.
Así, pues la respuesta al salmo nos invita a dar gracias al Señor, a
glorificarlo. Nos invita a no olvidar ninguno de los innumerables beneficios
recibidos. Sí, los favores recibidos de Dios: Todo el salmo recuerda los grandes
beneficios de Dios, que el salmista agradece de corazn: porque “El Seor es
compasivo y misericordioso; perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él
rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura: Bendice al Señor,
alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)