Miércoles 28 de Septiembre de 2011
Miércoles 26ª semana de tiempo ordinario 2011
Nehemías 2,1-8
Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y
yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste. El rey me
preguntó: "¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste."
Me llevé un susto, pero contesté al rey: "Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no
he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en
ruinas, y sus puertas comsumidas por el fuego?" El rey me dijo: "¿Qué es lo que
pretendes?" Me encomendé al Dios del cielo y respondí: "Si a su majestad le parece
bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad
donde están enterrados mis padres."
El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: "¿Cuánto
durará tu viaje, y cuándo volverás?" Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y
me dejó ir. Pero añadí: "Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para
los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y
una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales, para que me
suministren tablones para las puertas de la ciudadela del templo, para el muro de la
ciudad y para la casa donde me instalaré." Gracias a Dios, el rey me lo concedió
todo.
Salmo responsorial: 136
R/Junto a los canales de Babilonia / nos sentamos a llorar con nostalgia de
Sión; / en los sauces de sus orillas / colgábamos nuestras cítaras. R.
Allí los que nos deportaron / nos invitaban a cantar; / nuestros opresores, a
divertirlos: / "Cantadnos un cantar de Sión." R.
¡Cómo cantar un cántico del Señor / en tierra extranjera! / Si me olvido de ti,
Jerusalén, / que se me paralice la mano derecha. R.
Que se me pegue la lengua al paladar / si no me acuerdo de ti, / si no pongo
a Jerusalén / en la cumbre de mis alegrías. R.
Lucas 9,57-62
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno:
"Te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los
pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza." A otro le
dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le
contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el
reino de Dios." Ortro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme
de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás
no vale para el reino de Dios."
COMENTARIOS
Ahora que hemos leído detenidamente a Lucas desde el capítulo 5 hasta el fin
del capítulo 9 comprendemos mejor por qué se ubica el texto del seguimiento
radical a Jesús en este lugar del evangelio, o mejor dicho, en esta parte del camino.
La emoción que suscita la personalidad de Jesús conduce a expresiones como
ésta: “Te seguiré a donde vayas”, y, si el lugar de destino es la muerte en el
patíbulo, seguirá en pie la oferta.
La misión por el Reino de Dios es asumida ahora por quienes lo han seguido,
escuchado y han asimilado sus enseñanzas.
Ahora es Jesús quien ratifica su llamado a quienes lo siguen; quiere saber
con quiénes cuenta hasta el final, pues con razón presiente que se irá quedando
solo.
La opción por el Reino amplía la familia y crea una nueva forma de lazos
familiares y de fraternidad. Por esta razón los operarios que aún añoran su antiguo
estilo de vida familiar no son aptos para el Reino de Dios.
Jesús radicaliza su ministerio público, ahora va al corazón de cada uno de los
que le siguen, allí radica la fuerza para asumir el reto que les espera.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)