Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Día 5
Salmo 2
Yo te daré en herencia las naciones . Esta respuesta que hemos dado al salmo se refiere
se le debe a Jesucristo, ya que es el Príncipe y el Maestro supremo. Sólo de Él se puede decir:
Tú eres mi Hijo amado en quien tengo puestas mis complacencias. Hoy, el hoy de la
eternidad, el eterno presente en el que es engendrado el Hijo de Dios por el Padre Dios, lo
hace igual a Él en el ser y en la perfección, de tal forma que quien contempla al Hijo
contempla al Padre, pues el Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo.
El reino de Cristo también abraza a todos los hombres privados de la fe cristiana, de
suerte que la universalidad del género humano está realmente sumisa al poder de Jesús.
“Pídeme y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra”
(Salmo 2: 6-8). Por estas palabras, Jesucristo declara que ha recibido de Dios el poder, ya
sobre la Iglesia. Jesucristo es el hijo del Rey del mundo que hereda todo poder; de ahí estas
palabras: “Yo te daré las naciones por herencia”.
A nosotros corresponde reconocer al Hijo de Dios, encarnado, como Señor de nuestra
vida siéndole fieles al escuchar su Palabra y ponerla en práctica; postrándonos de rodillas
ante Él para estar atentos a su voluntad y permitirle que Él lleve a efecto su obra salvadora
en nosotros.
Aquel que vive en la rebeldía a Jesucristo, aquel que va por caminos de pecado y de
muerte, a pesar de que acuda a dar culto a Dios, no le pertenece a Dios, pues sus obras son
malas.
Manifestemos nuestra fe no sólo con palabras, sino con una vida íntegra entregada a
realizar el bien conforme a las enseñanzas del Señor. Entonces estaremos demostrando, con
la vida misma, que en realidad pertenecemos al Reino y familia de Dios.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)