Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Día 8 de Enero
Salmo 71, 2, 14-15.17
Que te adoren, Señor, todos los pueblos . Desde lo más hondo del corazón humano, el
hombre está llamado a adorar a Dios. El reconocimiento de esta profunda intimidad lleva al
hombre a la actitud de la más profunda adoración, postrándose con todo su ser ante el único
Dios que en Cristo nos ha mostrado su rostro. El culto cristiano es siempre un culto trinitario.
Con el profeta exclamamos: “Santo, Santo, Santo”, ante este Dios tres veces santo, que
encuentra sus delicias en estar con los hijos de los hombres. Que te adoren, Señor, todos los
pueblos.
El Dios revelado por Jesucristo, Dios Uno y Trino nos sitúa en una relación de amor con
las Personas divinas. Dios vive en un círculo de amor, y desde aquí, La Trinidad, vive feliz
desde siempre y para siempre, y así nuestro Dios acoge a cada uno de nosotros y nos
introduce en ese diálogo de amor. El trato con personas nos hace personas. El trato con las
Personas divinas nos diviniza, llevándonos a ser plenamente personas humanas. Por esto
hemos afirmado que “Desde lo más hondo del corazón humano, el hombre está llamado a
adorar a Dios; así encontramos la profundidad de nuestra respuesta al salmo: Que te adoren,
Señor, todos los pueblos.
El hombre busca el rostro de Dios. “Tu rostro buscaré, Seor, no me escondas tu
rostro”. Cuando el hombre se aparta de Dios, se vuelve a los ídolos, busca araar el futuro,
aunque sea por medio de adivinos, pero en el fondo de su corazón busca el rostro de Dios.
“Nos hiciste, Seor, para ti y nuestro corazn está inquieto hasta que descanse en ti” (san
Agustín). Ese rostro del Dios único y verdadero se nos ha dado a conocer en el rostro de
Cristo, el Verbo hecho carne. El rostro de Cristo es reflejo de la gloria de Dios, Él es imagen
de Dios invisible. Él ve al Padre y nos habla continuamente del Padre. Por eso nos muestra el
rostro de un Padre misericordioso, en la imagen del pastor que busca la oveja perdida. Que te
adoren, Señor, todos los pueblos.
2
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)