Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 18
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna . Estas palabras con que hemos respondido al
salmo, nos recuerdan las palabras de Pedro, en el diálogo con Cristo al final del discurso del
Pan de vida , nos afectan personalmente. Si hoy estamos aquí es porque nos vemos reflejados
en la afirmación del apóstol Pedro: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de
vida eterna (Jn 6,68).
Sólo Cristo tiene palabras que resisten al paso del tiempo y permanecen para la
eternidad. Sólo Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios y de María, el Verbo eterno del Padre, que
nació hace dos mil años en Belén de Judá, puede satisfacer las aspiraciones más profundas
del corazón humano. En la pregunta de Pedro: ¿A quién vamos a acudir? está ya la respuesta
sobre el camino que se debe recorrer. Es el camino que lleva a Cristo. Y el divino Maestro es
accesible personalmente: en el sacrificio eucarístico podemos entrar en contacto, de un modo
misterioso pero real, con su persona, acudiendo a la fuente inagotable de su vida de
Resucitado.
Ésta es la maravillosa verdad: el Verbo, que se hizo carne hace dos mil años, está
presente en la Eucaristía. La Eucaristía es el sacramento de la presencia de Cristo que se nos
da porque nos ama. Él nos ama a cada uno de nosotros de un modo personal y único en la
vida concreta de cada día: en la familia, entre los amigos, en el estudio y en el trabajo, en el
descanso y en la diversión. Nos ama cuando llena de frescura los días de nuestra existencia y
también cuando, en el momento del dolor, permite que la prueba se cierna sobre nosotros;
también a través de las pruebas más duras, Él nos hace escuchar su voz. Tú tienes, Señor,
palabras de vida eterna.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)