Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
III Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor. María nos enseña a proclamar la grandeza del Señor
porque ha hecho maravillas. La bienaventurada Virgen María empleó estas palabras para
responder al saludo de su prima santa Isabel, en realidad reconociendo así las „grandes cosas‟
que el Señor obró en ella.
María exulta en su alegría. Reconoce su pequeñez y su grandeza. El Señor ha hecho en
mí cosas grandes. Y su alegría brota mansa, pero incontenible. Pequeñez humana y grandeza
divina. “Soy un pobre ser, en el que Dios ha hecho cosas grandes”, reconocen los santos.
Cantemos la grandeza del Señor .
“Proclama mi alma la grandeza del Señor”, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Con estas palabras, María reconoce en primer lugar los dones singulares que le han sido
concedidos, pero alude también a los beneficios comunes con que Dios no deja nunca de
favorecer al género humano. Proclama la grandeza del Señor el alma de aquel que consagra
todos sus afectos interiores a la alabanza y al servicio de Dios y, con la observancia de los
preceptos divinos, demuestra que nunca echa en olvido las proezas de la majestad de Dios.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. No se
atribuye nada a sus méritos, sino que toda su grandeza la refiere a la libre donación de aquel
que es por esencia poderoso y grande, y que tiene por norma levantar a sus fieles de su
pequeñez y debilidad para hacerlos grandes y fuertes.
María, como portadora de la Palabra de Salvación que le ha dado Dios, reconoce la
grandeza del proyecto de Dios en ella y en su pueblo. Y es que la lógica de Dios que se
manifiesta en las palabras de María, es la de un Dios que se inclina para ver hacia abajo, para
ver la pequeñez de la esclava, de los humildes, de los hambrientos; la de un Dios que elige a
un pueblo pequeño y sencillo; para hacer de la pequeñez la fuerza del Reino de Dios. Tal es la
lógica de Dios que se nos anuncia hoy en las palabras de la respuesta al salmo, tomando
como modelo a María; es un llamado a asumir el seguimiento de Jesús desde donde él quiso
estar, desde los más pequeños y sencillos.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)