Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
III Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 23
Busquemos a Dios, nuestro Señor . Nos cansemos jamás de buscar a nuestro Señor: Él
es la fuente del amor, la comprensión, la generosidad y de la paz. El amor de Dios brota
como un ojo de agua que derrama el agua cristalina a borbotones, llevando un caudal
impresionante y convirtiéndose en un río majestuoso. Cristo es el camino, la verdad y la vida.
El nos conduce a un Padre amoroso que está siempre esperándonos.
Jesús es la luz del mundo, El es la luz de cada hombre que ha venido a la existencia
porque El es el Hijo del Dios Vivo, por eso el Padre Celestial le ha concedido todo poder y
autoridad a El quien es también nuestro Señor y Salvador.
“Mientras miremos arriba y descubramos el rostro de un Dios que es Padre, que nos ha
dado la vida porque nos ama y espera que nosotros la vivamos en plenitud, comenzaremos a
darle un sentido y un valor muy grande a nuestra vida, pero naturalmente hay que tener fe y
voluntad. Por tanto, busquemos al Señor en estos tiempos de tantas dificultades y
preocupaciones”.
Pero no olvidemos que encontrarnos con el Señor significa ser capaces de descubrir en
nuestro interior lo que Dios quiere y busca para nosotros. El encuentro con el Señor no es
otra cosa sino la capacidad que tengamos en nuestra alma de reconocer la presencia de Dios,
y por lo tanto, la obediencia a su ley en nuestro corazón.
Para ello busquemos vivir esa experiencia de Dios constante en todos los momentos de
nuestra vida, y como decía su santidad Benedicto XVI: “Busquemos a Jesús, dejémonos
atraer por su luz que disipa la tristeza y el miedo del corazón…; acerquémonos con
confianza”.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)