Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
III Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo Lc 1
Bendito sea el Señor, Dios de Israel. La bendición dirigida por el hombre a Dios es igual
que alabanza, adoración, acción de gracias, invocación, hacia Él; y la bendición que procede
de Dios al hombre y sus cosas, significa el favor divino, los dones y beneficios de Dios.
Bendito sea Dios... que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes. La
respuesta al evangelio de san Lucas, que se nos ha ofrecido como salmo responsorial, nos
invita a bendecir a Dios que nos ha salvado por Cristo y en su Espíritu hemos sido
enriquecidos con sus dones.
Estamos llamados a bendecir al Señor en todo tiempo: cuando las circunstancias son
favorables, y en los momentos difíciles. Si nos elevamos por encima de las circunstancias,
podremos alabar al Señor siempre. No olvidemos que bendecir a Dios se convierte en
bendición para quienes lo bendicen.
De hecho, cuando el hombre deja de bendecir a Dios y obedecerlo es como se rompe el
diálogo y la bendición divina, y no realiza su efecto en nosotros. La bendición se cambia, a
pesar de Dios, en maldición, como dijo Jesús a sus discípulos: “Al entrar en una casa
salúdenla, bendíganla, invocando la paz sobre ella... si no los quieren recibir, si es indigna,
que esa paz, vuelva a ustedes., sacudan el polvo de sus pies en testimonio contra ella”.
La bendición recibida de Dios nos anima a nosotros a bendecir a Dios: “Bendito sea
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones
espirituales...” (Ef 1, 3-4). Esta es la respuesta del hombre a los dones de Dios: Porque Dios
bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es fuente de toda
bendición.
2
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)