Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
IV Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me faltará . El Nuevo Testamento presenta a Jesús como el
único verdadero Pastor. El Señor Jesús se presentó a sí mismo: Yo soy el buen Pastor. El
buen pastor da la vida por las ovejas;… Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las
mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las
ovejas.
Él es el Buen Pastor que cuida de las ovejas con el cayado de su Cruz gloriosa, con la
que sana todas las miserias del hombre, todas las heridas producidas por el pecado que
provoca la dispersión, la división en la vida del hombre, haciéndole olvidar el fin para el que
ha sido creado.
Cristo, haciéndose presente, misericordiosamente presente, abraza nuestra débil
humanidad, conduciéndola hacia la plenitud de un amor que se hace concreto para nosotros,
en este pueblo nuevo que es su Iglesia; y en sus canales de gracia se refresca continuamente
nuestra mortecina humanidad. “Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil...”
Cada uno de nosotros hemos sido tocados por este Misterio, siendo ya nuestra la misión de
Cristo: testimoniar en el mundo la plenitud de vida que se nos ha regalado y que rescata
nuestra vida del sinsentido y de la nada.
El supremo pastor, el pastor de los pastores es Jesucristo, el Buen Pastor. Él es el
pastor que ha dado la vida por las ovejas, muriendo por nosotros en la cruz y resucitando
para nuestra salvación. Y ha pensado su Iglesia con pastores según su corazón. Decididos a
dar la vida con Él, para que todos tengan vida abundante.
Cristo es el Buen Pastor, y conoce a sus ovejas, y de tal manera las ama, que pone su
vida por la suya. Y sale a buscarlas, adonde ellas están. El Señor es mi pastor, nada me
faltará.
2
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)