Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 28
Dios bendice a su pueblo con la paz . Dios es un Dios de paz. El mundo sigue en
angustia, pero, Dios sigue ofreciendo paz. Jesús es nuestra paz. (Ef 2:14) Cuando la persona
acepta al Señor Jesús como su Salvador y Redentor, comienza a conocer lo que es la
verdadera paz; es cuando conoce el gozo. Esta paz no es un producto artificial ni genérico...
Es verdadera; es dada por Dios mismo. Cuando vivimos como hijos de Dios, vivimos en paz y
somos capaces de dar la paz.
La palabra pronunciada por Jesús resucitado cuando se aparece a los discípulos en el
Cenáculo, fue ¡paz a ustedes!: no como un simple saludo, sino como el don de la paz
prometida, conquistada por Jesús con el precio de su sangre; es el fruto de su victoria en la
lucha contra el espíritu del mal.
Cada miembro de la Iglesia estamos llamados a ser signo e instrumento de la paz de
Dios para todos los hermanos. La Iglesia realiza su servicio a la paz de Cristo sobre todo en la
presencia y acción ordinarias entre los hombres, con la predicación del Evangelio y con los
signos de amor y de misericordia que la acompañan, los sacramentos del amor de Dios.
Principalmente en el Sacramento de la Reconciliación. ¡Qué importante es el don de la
Reconciliación, que pacifica los corazones! Así, la paz de Cristo se difunde a través de
corazones renovados, reconciliados, servidores de la justicia, dispuestos a difundir en el
mundo la paz con la única fuerza de la verdad, sin rebajarse a compromisos con la
mentalidad del mundo, pues el mundo no puede dar la paz de Cristo: de este modo la Iglesia
puede ser levadura de esa reconciliación que procede de Dios. Dios bendice a su pueblo con
la paz.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)