Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VI Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 144
No cesará, Señor, mi boca de alabarte ; podemos decirlo en otras palabras, quiero
permanecer en la intimidad personal con Cristo. Aunque podemos pensar en los eremitas,
monjes y monjas, que han dedicado su tiempo a la alabanza de Dios y a la intercesión por su
pueblo, también podemos aplicarlo a nuestra vida cotidiana, desde los de oración personal y
comunitaria, hasta la realización del trabajo en la presencia de Dios, haciéndolo todo en
atención amorosa en Dios: iluminando y ordenando todas las realidades temporales de tal
manera que éstas lleguen a ser según Cristo, y sean para alabanza del Creador y Redentor”
(LG 31).
No cesará, Señor, mi boca de alabarte : la elevación del espíritu hacia Dios es una
expresión de nuestra adoración a Dios: oración de alabanza y de acción de gracias, de
intercesión y de súplica La oración es una condición indispensable para poder obedecer los
mandamientos de Dios. “Es preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18, 1). El domingo es
para el Señor es el día del Señor, santamente reservado a la alabanza de Dios, de su obra de
creación y de sus acciones salvíficas en favor de Israel.
La eucaristía, sacramento de nuestra salvación realizada por Cristo en la cruz, es
sacrificio, por excelencia, de alabanza en acción de gracias por la obra de la Creación. En Él
toda la Creación amada por Dios es presentada al Padre a través de la muerte y resurrección
de Cristo. Por Cristo, ofrecemos el sacrificio de alabanza en acción de gracias por todo lo que
Dios ha hecho de bueno, de bello y de justo en la Creación y en la humanidad. No cesará,
Señor, mi boca de alabarte.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)