Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VII Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 92
El Señor es un rey magnífico . Jesucristo es aquel a quien el Padre ha ungido con el
Espíritu Santo y lo ha constituido “Sacerdote, Profeta y Rey”. Todo el Pueblo de Dios participa
de estas tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio que se
derivan de ellas (cf. RH 18-21).
Cristo ejerce su realeza atrayendo así a todos los hombres por su muerte y su
resurrección (cf. Jn 12, 32). Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo el servidor de todos, no
habiendo “venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,
28). Para el cristiano, “servir es reinar” (LG 36), particularmente “en los pobres y en los que
sufren” donde descubre “la imagen de su Fundador pobre y sufriente” (LG 8). El Pueblo de
Dios realiza su “dignidad regia” viviendo conforme a este vocación de servir con Cristo. El
Señor es un rey magnífico.
De todos los que han nacido de nuevo en Cristo, el signo de la cruz hace reyes, la
unción del Espíritu Santo los consagra como sacerdotes, a fin de que todos los files cristianos
se reconozcan miembros de esta raza de reyes y participantes de la función sacerdotal. ¿Qué
hay, en efecto, más regio para un alma que gobernar su cuerpo en la sumisión a Dios? Y ¿qué
hay más sacerdotal que consagrar a Dios una conciencia pura y ofrecer en el altar de su
corazón las víctimas sin mancha de la piedad? (san León Magno, serm. 4,1).
El que somete su propio cuerpo y domina su alma, sin dejarse llevar por las pasiones,
es dueño de sí mismo: se puede llamar rey porque es capaz de gobernar su propia persona;
es libre e independiente y no se deja cautivar por una esclavitud culpable (san Ambrosio, Sal.
118, 14, 30; PL 15, 1403 A). El Señor es un rey magnífico.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)