Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VII Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 36
Pon tu vida en las manos del Señor . A través de toda la historia del hombre se
extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen
del mundo, durará hasta el último día según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre
debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda
de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en si mismo (GS 37, 2).
Pon tu vida en las manos del Señor. San Agustín dice: “No te aflijas si no recibes de
Dios inmediatamente lo que pides: es Él quien quiere hacerte más bien todavía mediante tu
perseverancia en permanecer con Él en oración (Evagrio, or, 34). Él quiere que nuestro deseo
sea probado en la oración. Así nos dispone para recibir lo que El está dispuesto a darnos (san
Agustín. ep. 130, 8, 17).
No olvidemos que Jesús y el Espíritu Santo son nuestros eternos y omnipotentes
intercesores; en efecto, enseña san Agustín, Jesús ora por nosotros corno sacerdote nuestro;
ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro.
Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros”, Sal 85,1; cf.
IGLH 7).
Del mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos
ensea esta audacia filial: “todo cuanto pidan en la oracin, crean que ya lo han recibido” (Mc
11, 24). Tal es la fuerza de la oracin, “todo es posible para quien cree” (Mc 9, 23), con una
fe “que no duda” (Mt 21, 22). Tanto como Jesús se entristece por la “falta de fe” de los de
Nazaret (Mc 6, 6) y la “poca fe” de sus discípulos (Mt 8, 26), así se admira ante la “gran fe”
del centurión romano (cf. Mt 8, 10) y de la cananea (cf. Mt 15, 28). La oración de Jesús hace
de la oración cristiana una petición eficaz. Él es su modelo. Él ora en nosotros y con nosotros.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu
amor (cf. secuencia de Pentecostés). Rey celeste, Espíritu Consolador, Espíritu de Verdad,
que estás presente en todas partes y lo llenas todo, tesoro de todo bien y fuente de la vida,
ven, habita en nosotros, purifícanos y sálvanos, Tú que eres bueno (Liturgia bizantina
Tropario de vísperas de Pentecostés).
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)