Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Cuaresma
Jueves después de ceniza
Salmo 1
Dichoso quien confía en el Señor . La dicha y el sentido de la vida humana no consiste,
no está en el dinero, prestigio, poder, éxito, carrera, sino en la confianza en Dios. Todo
hombre, con tal que sea amigo de Dios, debe tener gran confianza en ser librado por El de
cualquier angustia (…) Y como Dios ayuda especialmente a sus siervos, muy tranquilo debe
vivir quien sirve a Dios, expresa santo Tomás de Aquino.
Abraham, ejemplo y modelo del creyente, confía en Dios. Llamado por Dios, deja su
tierra, con toda la seguridad que implica, sostenido sólo por la fe y la obediencia confiada en
su Señor. Dios le pide el ‘riesgo’ de la fe, y él obedece, convirtiéndose así, por la fe, en padre
de todos los creyentes.
Como Abraham, también nosotros queremos proseguir nuestro camino cuaresmal,
renunciando a nuestra seguridad y abandonándonos a la voluntad divina. Nos anima la
certeza de que el Señor es fiel a sus promesas, a pesar de nuestra debilidad y de nuestros
pecados.
Jesús confía en ese mismo Dios que lo manda morir en la Cruz. Sabe que, más allá de
la apariencia, ese mandamiento del Padre es en realidad un plan de amor, de rescate y de
misericordia. Sabe que es el camino que lo lleva a la gloria.
La confianza en Dios, el abandono en sus manos, la paz que se experimenta cuando
Dios es todo, y dirige todo en la vida de cada uno, es motivo de dicha, como hemos cantado
en la respuesta al salmo: Dichoso quien confía en el Señor.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)